
Deberes del niño para consigo mismo
Debo en primer lugar ser muy limpio y aseado, para evitar el asco y el fastidio que produce a todo el mundo un niño asqueroso y sucio
IMLS Digital Collections
Deberes del niño para consigo mismo
Aquella urbanidad
¿Qué deberes te impone la civilidad con respecto a tu persona?
Entre otros muchos, que por moralidad tenemos que guardar, debo en primer lugar ser muy limpio y aseado, para evitar el asco y el fastidio que produce a todo el mundo un niño asqueroso y sucio.
¿En qué consiste la limpieza que un niño debe procurar?
En tener siempre la cara y las manos bien limpias, lavándolas al efecto cuantas veces sea necesario.
Y la cabeza y demás miembros ¿cómo deben prepararse, para que estén en relación con la limpieza de cara y manos?
Te puede interesar: Aquella urbanidad. Artículos históricos sobre la urbanidad
La cabeza debe hallarse bien peinada, pero sin afeminación ni coquetería; los oídos, ojos y narices siempre aseados, la dentadura blanca y las uñas limpias y bien cortadas.
¿Y la ropa?
Debo procurar a todo trance conservarla sin manchas ni roturas, porque la limpieza la presenta hermosa, aunque sea vieja, y muy fea y repugnante el desaliño, aunque sea nueva y exquisita.
Y los libros, papeles y cuadernos de vuestro uso ¿cómo debéis conservarlos?
Con pulcritud y limpieza, evitando en ellos rayas y borrones, y sobre todo escritos y figuras ridículas.
¿Por qué has de manifestarte con los demás tan esmerado y limpio?
Para no ser objeto repugnante a la vista de quien me contemple, agradar y parecer bien ante mis semejantes, y evitar las dolencias y enfermedades que produce la suciedad y la miseria.
-
18324
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Mientras Felipe II y Felipe IV tendían a utilizar estos métodos para intensificar el protocolo e imponer una disciplina estricta sobre sus cortesanos...
-
La instrucción es al hombre, considerado física y moralmente, lo que el riego a una planta.
-
De la urbanidad en las maneras de los niños.
-
A menudo se conoce, dice el Sabio, por lo que se trasluce en los ojos, lo que una persona lleva en el fondo de su alma, su bondad o mala disposición
-
Comportamientos vulgares y poco políticos en la vida cotidiana.
-
La ventanjas de la urbanidad, el despejo y la calidad del niño urbano.
-
Dice el Sabio que por el aire del rostro se conoce al hombre sensato.
-
La impresión que produzca en ellos su conducta y sus bellos sentimientos, le harán incomparablemente más honor que el triunfo de sus atractivos.
-
Hay dos pasiones que es preciso vigilar para no dejarse llevar por ellas en el juego: la primera es la avaricia, la cual ordinariamente es fuente de la segunda, a saber, la impaciencia y los arrebatos
-
Es muy difícil fijar el punto de economía; pero entre los dos vicios, el de la frugalidad, puede corregirse, y el de la prodigalidad, suele no tener ya remedio.
-
La familia tampoco iba a escapar de la férrea huella de la jerarquía social, si bien las consecuencias lingüísticas de ese hermético y sistemático tópico adquirieron intensidad variable
-
Si hemos de ser corteses con nuestros iguales con una Cortesía amistosa, es menester serlo aun más con aquellos, que tengan alguna cualidad mayor.