Saber estar Página 46
Comportamiento y buenos modales en cualquier ocasión sabiéndose adaptar al entorno y a las circunstancias

Saber estar es comportarse de forma correcta y apropiada en cualquier lugar y situación. Ser capaz de adaptarse al entorno y los contextos
Todos los artículos de Saber estar
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No es decoroso ni cortés hablar de forma presuntuosa de un banquete o de una comida a la que uno asistió.
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La cortesía invita a veces a servirse de un bastón, pero sólo la necesidad permite llevar una cachava en la mano.
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Nunca debemos mostrarnos, no sólo sin vestidos, sino ni siquiera sin estar totalmente vestidos.
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La urbanidad exige que cuando se está sentado se tengan las rodillas en su postura natural.
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La cortesía y el pudor exigen cubrir todas las partes del cuerpo, salvo la cabeza y las manos.
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La cortesía exige tener y mantener siempre las manos limpias, y es vergonzoso mostrarse con las manos negras y mugrientas.
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Es muy indecoroso agachar la espalda, como si se tuviera un pesado fardo sobre los hombros.
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La cortesía exige abstenerse de bostezar cuando se está con otras personas, sobre todo cuando se está con personas a las que se debe respeto.
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De la misma manera que decoramos la mesa y embellecemos todo lo referente al servicio, los comensales deben hacer grata la hora de comer, presentándose de manera limpia y grata a la vista.
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Los padres de familia hacen economías en otras cosas, pero quieren que sus hijas reciban una excelente educación.
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Hay que acudir a clase correctamente vestidos y peinados, sin manchas ni rotos, con los zapatos bien limpios, medias tirantes, etc.
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Una anciana le habla al público sobre sus reflexiones que hacen al comportamiento social.
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No reserve su sonrisa solo para el jefe. Sus compañeros de trabajo también se lo merecen.
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Los parientes y los amigos más inmediatos del difunto, son los que generalmente acompañan a los doloridos cuando se dirigen al templo.
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Las esquelas de invitación para los entierros deben estar concebidas en términos muy claros y precisos, y sobre todo en los que sean más serios y usuales.
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Cuando en una casa acontece la desgracia de morir una de las personas de la familia, es natural que algunos de los parientes y amigos más inmediatos de ésta, permanezcan a su lado.
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En las reuniones de confianza, donde el carácter de la sociedad puede más fácilmente conducirnos a abusar de la libertad del campo, es en las que debemos poner mayor cuidado y prudencia en la manera de manejarnos.
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Los banquetes únicamente deben darse en las casas bien dispuestas y organizadas, cuyas amas conozcan hasta el último detalle los requisitos y la técnica de las cenas ceremoniosas.
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Si alguien le viniere al encuentro en la calle que sea o venerable por su vejez o reverendo por religión o grave por su dignidad o por algún otro modo digno de honras, tenga presente el niño cederle el paso, descubrirse respetuosamente la cabeza, plegando
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El niño en el dormitorio y la hora de acostarse.
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El niño y el comportamiento en el juego.
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Darse importancia en sociedad.
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Replicar y contradecir en sociedad.
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Los principios de la urbanidad en la ciudad de Mérida durante el siglo XIX.
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