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La elegancia también pasa por las manos.

Tanto en el hombre como en la mujer, la higiene y el control de todos los movimientos brindan mayor seguridad y distinguen a una persona de las demás.

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Las reglas de protocolo enseñan que se debe prescindir de gestos exagerados. Tampoco queda bien señalar con el dedo a una persona. El cuerpo expresa mensajes con sus movimientos. Significados.

Pueden agregarle gracia a una conversación si no se exageran los gestos, o aportar distinción si se las maneja con feminidad. Las manos y los pies son también una tarjeta de presentación y pueden expresar y denotar mucho de la personalidad de una mujer. Los expertos en Protocolo afirman que tanto en el hombre como en la mujer, la higiene y el control de todos los movimientos brindan mayor seguridad y distinguen a una persona de las demás.

Un manejo correcto de las manos revela elegancia.

Dicen que además de ser hay que parecer y por eso, explican, tienen tanto valor los movimientos del cuerpo a la hora de transmitir mensajes.

Según Emilio Contreras, especialista en Protocolo y Ceremonial, todos los detalles suman. "Así como hay diferencias entre una mujer que viste por la noche con traje oscuro de una con vestido claro, o entre unos zapatos con tacos de unos que nos lo tienen, también hay movimientos en las manos, en la forma de caminar o de expresarse, que distinguen a una mujer de las demás", destaca.

Existen cientos de posiciones de las manos y cada una significa algo; sin embargo, no es necesario que estén en movimiento todo el tiempo."El movimiento de las manos debe acompañar la comunicación verbal. Es un medio fascinante que nos puede transmitir desde tensión, alegría, desinterés, humildad, reflexión, origen social, observar su personalidad, entre otros. Todo depende de cómo ubiquemos nuestras manos y en qué condiciones estén las mismas", dispara Graciela Farhat, consultora en Protocolo. Para ella, una mano debe lucir por sí misma; debe estar impecable e hidratada.

Inseguridad.

Al contrario de lo que muchos pueden pensar, hacer partícipes a las manos de todo lo que se dice puede resultar una exageración. "Denota cierta inseguridad. No hace falta expresar con el cuerpo lo que la boca ya dice. Ayudarse para dar explicaciones, lejos de elegancia, puede ser una falta de conocimiento sobre el tema del que se habla", opinó Contreras.

Tampoco queda bien, afirmó Farhat, llevar las manos a la garganta en una situación incómoda, tocarse el pelo permanentemente, sin importar cuál sea el motivo real. "No es parte de la elegancia querer sobresalir. Si una persona tiene manejo de la situación en la que está no, necesita movimientos extra para sentirse mirada", precisó el profesional.

Incluso, algunas expresiones en las que se usan las manos es preferible evitarlas. Por ejemplo, bostezar. "Es un modo de decir 'estoy aburrido'. En cambio, toser es un acto reflejo. Lo que se hace en ese caso es tapar la boca con una servilleta para minimizar el sonido", concluyó Contreras.

Bastan treinta minutos para que las uñas luzcan bien.

Un arreglo para embellecerse las manos consume, como máximo, unos treinta minutos. Las peluquerías ofrecen el servicio de manicuría a un costo que va desde $ 10. La sesión suele incluir, además de limar y pintar las uñas, un par de minutos de masajes con crema hidratante.

Quienes tienen el hábito de cuidarse las manos lo hacen para verse mejores, con sentido de la estética. Aunque algunas mujeres recurren a estos cuidados debido a algún tipo de tratamiento para resolver un problema de salud específico, explicó Viviana Gallardo, experta en manicura y podología.

Sin embargo, una sandalia o un anillo no lucen bien si los pies y las manos no están bien cuidados, advirtió Graciela Cruz, propietaria de una peluquería.

"No puede calificarse de elegante a una mujer que, aunque lleve un atuendo impecable y un peinado prolijo, dejó descuidados sus pies y sus manos. La mujer seduce con todo el cuerpo, lo que incluye el modo en el que se muestra y la atención que le ha dedicado a la higiene personal. La elegancia requiere una armonía total", sostuvo la especialista.

Gallardo, por su parte, agregó que "la mujer tucumana es muy clásica en sus gustos. Elige colores claros para pintarse las uñas o francesitas (brillo y puntas blancas) y, sólo cuando está de moda se atreven a usar un rojo o un bordó", afirmó.

 

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