Llegar a tiempo. Invitado educado. La regla de los 5 minutos (con vídeo)
No podemos hacer esperar a nadie, ni a los anfitriones ni al resto de los invitados. Es de muy mala educación
La puntualidad social = invitado con una buena educación
Mejor llegar 5 minutos antes que 1 minuto tarde
Siempre que recibimos una invitación y nos invitan a un acto, a una fiesta o a un evento, debemos tomar seriamente en consideración el tema de la puntualidad. En muchos casos no se le da la importancia que debería tener.
En cualquier ámbito que nos movamos, y en cualquier país, la puntualidad es una de las normas básicas de la buena educación. Hay muchas leyendas urbanas sobre la puntualidad; la más típica es la de que llegar tarde a una fiesta o a una boda, da un toque de distinción. Falso. No es elegante ni educado llegar tarde a ningún sitio. Es una falta de respeto hacia los anfitriones y hacia el resto de los invitados.
Eventos con una comida y con otras actividades
Nuestros anfitriones pueden estar esperando por nosotros para comunicar alguna noticia, para comenzar un almuerzo o una cena, o esperar para realizar cualquier otra actividad. No podemos hacer esperar a nadie, ni a los anfitriones, ni al resto de los invitados. Es de muy mala educación y dice muy poco en favor de nosotros.
- Retrasar la comida puede dar lugar a no degustar los alimentos en su punto óptimo.
- Retrasar una actividad por culpa de los impuntuales puede tener consecuencias importantes, como perder la actuación de algún artista importante.
- Personal de servicio. No empezar a tiempo con cualquier tipo de evento no solo perjudica a los invitados, también al personal que trabaja que saldrá mucho más tarde de su horario habitual.
Estas son solamente algunas de las muchas consecuencias que pueden acarrear las personas impuntuales a los anfitriones u organizadores de cualquier tipo de evento.
Antelación, poca pero suficiente: regla de los 5 minutos
La puntualidad, tan necesaria en cualquier actividad, no debe llevarnos a llegar a los eventos con demasiada antelación. Es fácil, que si llegamos con demasiada antelación, nos encontremos con los anfitriones u organizadores ultimando algunos detalles. O si es una reunión en casa, los anfitriones pueden estar preparándose y los vamos a poner en un compromiso para tener que atendernos tan pronto.
"Hay que ser previsores para evitar llegar tarde"
Hay que calcular bien el tiempo y es suficiente con estar 5 minutos antes de la hora. Si llegamos demasiado pronto es mejor hacer algo de tiempo -tomando algo en una cafetería, dando un paseo, consultando nuestros mensajes del celular-móvil, etcétera,- para tratar de llegar a la hora prevista para el acto o evento.
Ni glamuroso, ni chic, ni elegante
Debemos dejar bien claro que llegar tarde no tiene ningún tipo de "glamour" ni es nada chic, tal y como piensan algunas personas -e incluso nos "venden" algunos medios de comunicación. Llegar tarde es, simple y llanamente, una falta de educación. Y una falta de respeto hacia los invitados y hacia los anfitriones que esperan por las personas que llegan tarde.
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Si nos surge algún tipo de imprevisto, razones importantes y de fuerza mayor, y vemos que vamos a llegar tarde, es correcto avisar a los anfitriones y, si queremos, darles algún tipo de explicación; pero solo a los anfitriones no al resto de invitados. Si podemos, lo mejor es avisar por teléfono que nos retrasaremos, para que los anfitriones puedan actuar en consecuencia -esperar, empezar sin nosotros, etcétera-.
Si somos el invitado principal o de honor, o bien un invitado de cierta relevancia para el acto o evento a celebrar, por supuesto que debemos planificar nuestra hora de salida -dejando un amplio margen de tiempo para solventar cualquier imprevisto- para llegar un poco antes que el resto de los invitados. Sería una falta considerable de educación que los invitados llegasen antes que nosotros. Es mejor llegar muy pronto y hacer algo de tiempo hasta que se acerque la hora de comienzo -como dijimos antes, tomando algo, dando un paseo, leyendo, etc.- que llegar tarde.
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Lo primero, tener consideración con las personas que nos rodean
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