
La reforma de los estatutos obligará a cambiar el protocolo. Joaquín Martínez-Correcher.
El diplomático y padre del actual sistema de etiqueta de la Administración del Estado cree que la II República cambió la bandera por un error.
El diplomático y padre del actual sistema de etiqueta de la Administración del Estado cree que la II República cambió la bandera «por un error».
Joaquín Martínez-Correcher, ex jefe de protocolo del Estado, afirmó ayer que el proceso de reforma de Estatutos de Autonomía conllevará un cambio en el actual sistema protocolario, que él mismo elaboró hace 23 años a instancias de Felipe González. «Actualmente es la única disposición legal con aplicación en todo el territorio nacional, ya que la Constitución está siendo recortada por los estatutos. Quizá ahora el momento institucional está cambiando y haya que buscar un nuevo ordenamiento del protocolo», indicó.
El diplomático fue el encargado de abrir el curso de La Granda titulado «Una visión del protocolo de Estado en la España actual». Martínez-Correcher hizo un repaso histórico de la evolución de las normas de etiqueta y relató algunas curiosidades: «El grave error de la II República fue el cambio de bandera». El conferenciante afirmó que se confundió la bandera bicolor de Carlos III con la bandera de una dinastía, cuando en realidad había pasado a ser el emblema de España sin ningún tipo de disposición por parte del rey. «En la guerra de África los soldados españoles fueron enterrados con esta bandera, que llevaban preparada en la mochila. Esto cala en el pueblo», dijo Martínez-Correcher. Muestra de esa identificación de los españoles con la bandera fue que se respetó durante la I República, aunque sin incluir el emblema de la Corona.
El diplomático planteó que España ha tenido muchos cambios de protocolo, mientras que en Francia, por ejemplo, desde Napoleón sólo ha habido tres disposiciones diferentes. Y también apuntó que la situación política actual, con el auge de los nacionalismos, podría desembocar en la necesidad de una nueva normativa que sustituya la que él elaboró en 1983 a instancias del entonces presidente del Gobierno, Felipe González. Martínez-Correcher comenzó su repaso en el reino visigótico, que al adoptar la religión católica hizo que se unificaran las normas protocolarias de todos los países «bárbaros», y el poder político quedó subordinado al religioso al tener que ser consagrados los reyes para disfrutar del poder temporal. Luego habló de los reinos de Castilla y Aragón, muy diferentes en cuestiones de protocolo. «Castilla era un reino en armas, los reyes se proclamaban y no había grandes ceremonias de coronación. Aragón era otra cosa, un reino mucho más tranquilo donde los reyes sí se coronaban». La aparición en España de la Casa de Austria introduce el uso del complicadísimo sistema de protocolo de Borgoña, que regía en el ducado del mismo nombre.
La primera disposición legislativa de protocolo en España -contó Martínez-Correcher- fue un real decreto de 1856, y a partir de entonces, en 150 años se han tenido 15 grandes disposiciones de protocolo. La II República fue el gran cataclismo para el protocolo, porque fue donde se cambió todo, desde los símbolos al himno pasando por el escudo, y también se eliminaron los títulos, las prebendas y propiedades nobiliarias. Con la guerra civil, el bando nacional retoma la bandera bicolor, que se iza por primera vez en Sevilla, y fue Franco quien, por primera vez en la historia, sacó a la Iglesia católica de la ordenación protocolaria estatal. El último capítulo del protocolo español, lo firmó el propio Martínez-Correcher. «Hemos tenido 23 años de paz protocolaria», dijo.
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