
Tarde diecinueve. Las frivolidades.
Conoced el verdadero valor del tiempo; arrebatad, coged y gozad todos sus momentos. Fuera ociosidad, pereza y dilación: nunca suspendáis para el día siguiente lo que podías hacer hoy.
Sobre todo, hijos mios, no empleéis el tiempo en frivolidades. El hombre frivolo siempre parece ocupado, pero en nada de provecho. Para él los pequeños objetos son grandes, y desperdicia en bagatelas el tiempo y la atención que debiera emplear en cosas de importancia. Se para a observar los vestidos, y no los caracteres de los que los llevan. Fija toda su atención en las decoraciones de un teatro, y no hace caso de la comedia; no se le escapa una ceremonia de la corte, y deja a un lado la política.
Conoced el verdadero valor del tiempo; arrebatad, coged y gozad todos sus momentos. Fuera ociosidad, pereza y dilación: nunca suspendáis para el día siguiente lo que podías hacer hoy.
Economía.
Un tonto malgasta sin crédito, ni provecho; un hombre de juicio gasta de un modo enteramente contrario. Este emplea el dinero como el tiempo, útil o agradablemente para él, o para otros. Aquel compra lo que no necesita, y no paga lo que le hace falta. No pasa por delante de una tienda de Alemanes, sin caer en la tentación de comprar alguna caja de tabaco, algún reloj, puño de bastón, sortija, o bien otras bujerías o chucherías que solo sirven para arruinarle. Sus criados y los tenderos conspiran contra él, y a poco tiempo queda asombrado de ver en su casa tantas ridiculas superfluidades, tan pocas cosas de aquellas que aumentan la comodidad y bien estar de una persona.
Sin cuidado y método, las más pingües rentas no sirven a cubrir los gastos necesarios. Hijos mios, pagad lo que debáis con dinero contante inmediatamente y no con papel; y pagad vosotros mismos, no por medio de ningún criado, a fin de que no estipule con los tenderos el tanto por ciento, o el regalo que le han de hacer por sus buenos oficios, según suelen decir los criados.
Nunca, por una mal entendida economía, compréis lo que no os haga falta porque os lo dan barato; mucho menos, por el necio orgullo de ser caro. Llevad una cuenta exacta de todo lo que recibáis, y de todo cuanto paguéis; el hombre que sabe lo que recibe, y lo que gasta, nunca disipará su dinero. Esto no es decir que sentéis por escrito los cuartos y los ochavos que gastéis en frioleras, pues no merece la pena de que se gaste tiempo, papel y pluma en ello; solo sí, que en economía, como en todas las demás cosas de la vida, se debe atender a los objetos de entidad y despreciar las bagatelas.
-
5142
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Ordinariamente se guarda un profundo secreto sobre los preliminares del matrimonio, porque siempre puede sobrevenir un rompimiento.
-
El saludo siempre lo hará la persona menos importante un poquito antes de hallarse frente al superior
-
Cuando consideramos al amigo como parte de nosotros mismos, los respectivos bienes se convierten en patrimonio común.
-
Así como no conviene tener los cabellos muy cortos, cosa que desfiguraría a la persona, hay que procurar también que no sean demasiado largos y en particular que no caigan sobre los ojos
-
En llegando a la escuela, hará cuenta, que entra en la casa de la persona más respetable, por consiguiente, tendrá el debido respeto a este lugar y al maestro.
-
Los antiguos tenían la costumbre de dedicar sus obras a aquellos amigos a cuyas instancias debían sus diversos ensayos.
-
Dirigir un escrito a una personalidad o autoridad requiere conocer ciertas reglas de cortesía que deben seguirse
-
Servicio de mesa. Los manjares que se sirven con cuchara y se cortan en rodajas o lonchas. Los aderezos.
-
Los niños hablan en muchas ocasiones más de lo que deben, por lo que hay que enseñarles a hablar solo cuando se les pregunta.
-
El gabinete de una mujer es un nido muelle y perfumado, en donde descansa de sus cuidados domésticos y mundanos.
-
Distinción general, entre sexos, al dirigirse a Dios y en el templo.
-
Qué es la urbanidad y otras preguntas generales relativas a la idea general de la urbanidad y la buena crianza.