Mujer en la escalera y cortesía de Casanova
Nunca es tarde para aprender para nadie. Lo que ayer no existía o no se conocía, hoy es una realidad
La buena educación, los buenos modales y el lenguaje
"Pero ahora no es sólo ahora". (Christopher Isherwood).
- K de kilo, ¿es correcto, señor?
- De acuerdo. En cinco minutos tendrá usted el pedido en su domicilio.
El joven empleado de la empresa de comida rápida cierra su bloc y se dirige en su ciclomotor a la dirección de un portal con la letra K, supuestamente.
Esta conversación telefónica oída fortuitamente creaba una impresión positiva en el transeúnte que pasaba por el lugar.
Y es que esto no es lo más habitual. Pocos ahora cuidan las buenas maneras y pocos son los que hablan de usted como norma. La urbanidad y los modales constituyen una de las bases elementales de la buena educación. No cabe duda de que la forma ha de acompañar al fondo; en otras palabras, no sirve de nada la apariencia si no está sujeta a unos principios y valores de lo correcto y lo bueno.
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Ahora no es sólo ahora porque la educación se aprende día a día. Nunca es tarde para aprender para nadie. Lo que ayer no existía o no se conocía, hoy es una realidad. La respuesta adecuada al abuso de los teléfonos móviles y la tecnología (ciertamente se usan demasiado) dejan desamparado al individuo de aquí al lado. Hoy uno no sabría si una mujer agradecería la cesión del propio asiento en el tranvía o si, por el contrario, se enfadaría.
No se aprende lo que no se enseña. Actualmente, es un hecho generalizado la falta de interés por la educación religiosa y, consecuentemente, por la lectura de la Biblia y su enseñanza moral universal. Hoy no se hace quizás suficiente hincapié en la inconveniencia de las palabras malsonantes y el lenguaje se limita a cuatro o cinco expresiones desagradables. Nuestro lenguaje se empobrece cada vez más deprisa a no ser que pongamos remedio.
¿Por qué se usa el tuteo como principio?, ¿quién trabaja la caligrafía o la disciplina y el esfuerzo?, ¿dónde se habla de sexualidad de forma clara y limpia?
Pero no todo es así de categórico ni de malo, afortunadamente.
Ahora no es sólo ahora porque hay quienes se preocupan y quienes hablan de Caín y Abel y de la torre de Babel. Hoy hay individuos atentos que escuchan y respetan. Lo bueno es que también hoy se buscan palabras en el diccionario, y sigue habiendo curiosidad, libros y periódicos. Aún hoy se enseñan modales y buena conducta en casa y en la escuela. Como el padre que dice a su hijo: "acéptalo porque te lo mereces; pide perdón y rectifica". De vez en cuando en la calle oímos "buenos días", "gracias" y "por favor".
Hasta que un día en una escalera uno ve a lo lejos cómo un conocido actor le hace el gesto a una joven con la mano de que espere y le deje subir a él delante. Sorprendido al principio por el hecho inaudito en una persona educada de faltar a esa norma de cortesía con las mujeres que reza "las damas primero" entiende a Casanova inmediatamente después, puesto que la joven vestía falda.
En un sinfín de series televisivas predomina el elogio de la ignorancia y la carencia de modales, y es precisamente un personaje culto y sensible la excepción a esa regla de mala educación de quien se hace mofa. La comedia en cuestión persigue -a lo mejor- evidenciar la necesidad de hacer algo para cambiar las cosas mediante ese contraste de caracteres y un guión ingenioso.
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Se hace urgente y necesaria la educación de manual en buenas maneras, aunque obviamente el sentido común y la sensibilidad particular también cuentan en situaciones inesperadas o nuevas.
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