
¿Cómo ser el invitado perfecto? Consejos de etiqueta para ser un invitado modelo
Es posible que no haya un invitado perfecto, pero sí que un invitado se comporte de forma que deje una buena sensación a sus anfitriones
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El secreto para ser un invitado casi perfecto
Reglas de etiqueta para comportarse correctamente en casa de nuestros anfitriones
Cuando nos invitan a la casa de alguien debemos saber que es una estupenda oportunidad para disfrutar de una buena compañía. Incluso, una buena ocasión para conocer a gente nueva. Los que ahora se conoce como networking -más enfocado al trabajo-, o que mejor debería denominarse netfriendship -hacer amigos, amistades-. Sin embargo, ser un buen invitado también conlleva una serie de responsabilidades que tienen mucho que ver con los buenos modales y el saber estar.
Antes de ir a casa de los anfitriones
Lo primero, cuando nos invitan, es aceptar o declinar la invitación. Si aceptamos, respondemos por el mismo medio por el que nos han invitado, salvo que haya alguna indicación diferente para comunicarlo.
Te puede interesar: Distribuir invitados. Métodos de distribución. Presidencia francesa. Presidencia inglesa (con vídeo explicativo)
Si tenemos alguna duda sobre el tipo de vestuario, sobre si se puede llevar algo, etcétera, podemos consultar con los anfitriones. Es mejor preguntar, que presuponer.
Nos vamos a casa de los anfitriones
La puntualidad es muy importante. Los planes de los anfitriones se pueden ir al traste cuando los invitados llegan tarde. Es mejor llegar un poco antes que un poco después. Pero, no mucho antes ni mucho después.
El primer encuentro con los anfitriones lo hacemos con una sonrisa y un apretón de manos. Ese es el saludo más formal. Si hay confianza, los abrazos y los besos también son admitidos. Es posible que en ese momento, si hay otras personas con ellos, nos las presentes. Actuaremos de la misma forma: saludo dando la mano y sonrisa.
Durante la estancia en casa de los anfitriones
Al entrar en el salón o la estancia que los anfitriones hayan elegido para reunirnos, no debemos tomar asiento hasta que nos los ofrezcan o nos indiquen dónde podemos sentarnos. No es muy correcto, apoyarse en los muebles o en la pared.
Antes de empezar a hablar con otros invitados, es mejor apagar el teléfono celular-móvil para evitar interrupciones o distracciones. Incluso, es mejor hacer esto al entrar en la casa de los anfitriones. Las conversaciones deben ser participativas, es decir, no hacer monólogos. Tenemos que tratar de que todos participen o si podemos, animar a que todos hablen. A los más tímidos les podemos dar pie con una pregunta abierta. Debemos hablar con un tono de voz moderado y sin demasiados aspavientos. Hay que tratar de evitar los temas comprometidos o que pueden generar discusiones.
En la mesa, las conversaciones deben seguir el mismo 'protocolo' que antes de sentarnos a la mesa. El resto es una cuestión de saberse manejar en la mesa con los cubiertos, las copas, la servilleta, etcétera. Este tema tiene varios artículos en el portal donde se habla de los modales en la mesa.
Un punto importante en la mesa. El espacio personal. Cada comensal tiene su espacio y es muy molesto y poco educado ocupar más espacio del debido. Es decir, invadir el espacio de nuestros vecinos de mesa. Es una falta de consideración este tipo de 'invasiones' que son más frecuentes de lo que creemos.
Al terminar de comer, podemos hacer algún comentario positivo sobre la comida. Pero, un simple comentario. Los halagos excesivos pueden lograr el efecto contrario al deseado.
Si durante la velada somos los causantes de algún inconveniente, molestia o incidencia, debemos ofrecer nuestras disculpas si es necesario.
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Es hora de terminar la velada: las despedidas
Tras la sobremesa, el café, las conversaciones post comida, llega la hora de despedirse. Hay que saber cuándo toca irse. No hay que abusar de la hospitalidad de los anfitriones. Incluso, puede haber algún gesto de los anfitriones que nos ofrezca alguna pista.
Agradecemos la invitación, la compañía y la comida y nos vamos. No alarguemos la despedida más de lo debido. Esas personas que se van, se van, pero nunca acaban de hacerlo. Un simple 'gracias por la maravillosa velada' dejará muy satisfechos a los anfitriones. Si no hay muchos invitados, también nos despedimos de ellos.
Las relaciones sociales son complejas, pero los buenos modales y el saber estar hacen que todo sea mucho más fácil.
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