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10 reglas de etiqueta para el gimnasio

Un gimnasio o centro deportivo es un lugar donde se comparte tanto un espacio común como una serie de elementos o aparatos que hay que cuidar y tratar bien

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Además de las reglas escritas suele haber otras reglas no escritas que debemos conocer
El gimnasio es un espacio público que debemos compartir con más personas. Además de las reglas escritas suele haber otras reglas no escritas que debemos conocer

Etiqueta en el gimnasio o en un club deportivo

Vestir de una forma apropiada es una de las principales enseñanzas que todos debemos aprender. Bien sea para ir a una boda o bien, como en este caso, para ir al gimnasio o centro deportivo. Como en cualquier otro tipo de club o asociación deportiva viene siendo habitual que cada uno de estos centros cuente con su propia reglamentación. En estas normas recogen todo acerca del uso de sus instalaciones y de lo que está permitido o no.

No obstante, hay unas reglas, escritas o no, que toda persona con una buena educación debe tener en cuenta cuando utiliza o comparte espacios públicos o comunes. Además, en este caso, también se comparten aparatos y máquinas de uso común. Con lo que podemos decir que se mezclan las reglas de cortesía y buena educación con el civismo a la hora de utilizar elementos comunes.

Decálogo del buen usuario de un gimnasio

1. Saludos. Nadie tiene obligación de charlar con su compañero de bicicleta estática, de pesas, etcétera, pero tampoco es de recibo olvidarse de una regla tan básica de cortesía como es el saludo. Un saludo no tiene porqué implicar una conversación posterior.

2. Aseo e higiene. Un gimnasio o un espacio donde se practica un deporte o algún tipo de ejercicio físico suele tener un "olor" especial -salvo que sean instalaciones muy grandes o abiertas-. Con el ejercicio físico es normal que se genere sudor y el sudor que genere algo de olor. No obstante, una persona bien aseada no tiene porqué generar un olor tan potente que moleste a los demás compañeros de sala. No hay que descuidar este punto de tanta importancia para una convivencia sana y agradable. Por favor, no tratemos de enmascarar el olor con desodorantes, colonias, etc. Solo hacen que empeorar el tema.

3. Aparatos. Los aparatos y otros elementos del gimnasio o recinto hay que dejarlos siempre en buen estado y en su "posición" o lugar original. Limpios y bien colocados. Nada de pesas por el suelo, bicicletas estáticas con los marcadores sin poner a cero, bancos de abdominales llenos de sudor, etcétera. Hay que tener cuidado con el uso de estos elementos, y ser limpios y cuidadosos con ellos.

4. Expresividad. Nadie mejor que nosotros sabe el esfuerzo que podemos o queremos hacer. Pero al resto de compañeros de gimnasio o sala no les interesa que hagamos un demostración "vocal" de ello. Esos gritos y onomatopeyas que hacen algunas personas al levantar unas pesas, al pedalear en una bicicleta estática, etcétera. no tienen la obligación de compartirlos los demás. No hay que ser un monje de la orden de los Cartujos, pero tampoco un locutor que retransmite todos sus ejercicios con gritos, jadeos y onomatopeyas. Si escuchamos música hay que hacerlo con auriculares. Nada de cantar o tararear la canción para que la escuche todo el mundo.

5. Conversaciones. Si tenemos o hacemos amigos en el gimnasio, estupendo. Pero cuidado, no debemos quedarnos a charlar en los pasillos, o cerca de lugares donde podamos molestar, entorpecer el paso de otros compañeros de sala o dificultar el uso de algún determinado aparato o una rutina de ejercicios.

6. Uso moderado y racional. No es correcto abusar del tiempo de uso de algún aparato por el que esté esperando otra persona o excederse en el tiempo de uso de una ducha, de un lavabo, etcétera. Al hilo de lo que comentamos en el punto anterior, es relativamente frecuente, al menos en mi gimnasio, ver a dos o más personas charlando animadamente en la bicicleta estática mientras hay varias personas esperando por estos elementos. Puede ser motivo, en algunos casos, hasta de empezar un riña o discusión. Si llega al caso, lo mejor es llamar al monitor o encargado, nada de meternos en líos por nuestra cuenta.

7. Gestos. Hay muchas leyendas urbanas o historias muy imaginativas sobre lo fácil que es ligar en un gimnasio. Estupendo, que cada uno haga lo quiera -o lo que pueda-. Ahora bien, cuidado con molestar a otras personas con miradas demasiado insistentes, gestos poco educados -por no decir obscenos o groseros-..., e incluso, pasar del gesto al contacto físico -aunque se quiera hacer ver que ha sido fortuito-. Un poco de respeto.

8. Puntualidad. Si estamos apuntados a alguna actividad de grupo que tiene un horario determinado hay que ser puntuales. Por favor, no es nada educado hacer esperar a los demás participantes por nosotros, o interrumpir la clase por no llegar a tiempo. Si todo el mundo hiciese la mismo se echaría a perder gran parte del tiempo de la clase con las contínuas interrupciones de los impuntuales. Aunque no sea una actividad de grupo, también puede haber un horario determinado para entrenar con determinados aparatos que utilizan otras personas para sus rutinas o entrenamientos. Respetar los horarios.

El gimnasio no puede convertirse en una prolongación de nuestra oficina o nuestra propia casa
El gimnasio es un lugar para hacer deporte no es una cafetería ni una discoteca. El gimnasio no puede convertirse en una prolongación de nuestra oficina o nuestra propia casa

9. Colaborar. Si somos usuarios algo "experimentados" o buenos deportistas puede ser de gran ayuda para una persona que deambula por el gimnasio o que no sabe cómo se utiliza un determinado aparato "echarle una mano". Aunque seguramente habrá uno o varios monitores pendientes de los "más nuevos" no está de más que le ayudemos si vemos que nadie le atiende en ese momento -los monitores algunas veces están bastante ocupados y no pueden atender a todos sus clientes a un mismo tiempo-. Pero, ¡cuidado! Hay que evitar los consejos no solicitados. Una cosa es una explicación y otra un consejo o recomendación que puede que no sea del agrado de todo el mundo.

10. No es una oficina. El gimnasio no puede convertirse en una prolongación de nuestra oficina o nuestra propia casa. Visitas reiteradas de personas -amigos, familiares, etcétera.- que no son socios del gimnasio, llamadas teléfonicas -tanto recibidas como realizadas- a cada momento, etc. etc. El teléfono celular -móvil- mejor que se quede en la taquilla o si lo tenemos cerca, mejor apagado. Las visitas mejor fuera del recinto deportivo. Dejarlas para después de finalizados los ejercicios físicos o una vez que hayamos terminado la práctica deportiva que realicemos.

No debemos olvidarnos de respetar la privacidad de las personas. Hacer un vídeo o un selfi en un espacio donde hay otras personas puede resultar comprometido, además de ilegal si se publica en redes. No a todo el mundo le gusta aparecer en una red social sin su permiso. Incluso, es muy probable, que las normas del gimnasio prohíban este tipo de acciones.

Aunque para algunas personas el gimnasio puede ser como un segundo hogar, hay que establecer unos límites que tienen que ver con el respeto por los demás, así como el uso apropiado de las instalaciones y sus elementos.

 

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