
Qué hacer frente a las palabrotas
Los niños que dicen palabrotas suelen escucharlas en su casa, en el colegio o en los espacios públicos
foto base AnnaKovalchuk - Pixabay
Palabrotas, groserías y palabras malsonantes
Cuando nos enfrentamos a las groserías de nuestros hijos, es muy posible que no estemos preparados para ello. Es difícil responder de forma adecuada a estos comportamientos. En este caso, casi siempre actuaremos como lo hacían nuestros padres.
Entre el " te voy a la lavar la boca con jabón -o con lejía- ", y el ignorar el hecho, hay mejores opciones que no solo señalan al niño lo que está permitido y prohibido, sino que nos llevan a indagar por qué lo hace.
Una línea general es ser claro desde el principio -y entiéndase desde que el niño es pequeño- respecto al lenguaje permitido. Si no vas a tolerar una palabra, debes especificarlo por más pequeño que sea tu hijo. Modela el lenguaje correcto y pon castigos a los infractores, constantes pero no severos. Un niño menor de cuatro años no sabe que no puede utilizar esa palabra; por tanto, no puede ser castigado por ello.
Te puede interesar: Estrategias frente a las palabrotas de los niños
Si ya son algo más mayores, a partir de los cuatro o cinco años, se les puede castigar a no ver la televisión, a no jugar con la consola o retirándoles de la mesa.
¿Qué podemos decir en vez de -una palabrota-?
El objetivo sería ampliar el vocabulario del niño para suplir el uso de groserías y palabras malsonantes.
Las más veces, cuando un niño utiliza palabras groseras, no entiende su significado. Cuando la ocasión se presente -esperamos que no sea en una reunión familiar-, se reunirá a los niños involucrados y con calma, y no a manera de regaño, se le preguntará lo que significa esa palabra. Esto se hace con el fin de escuchar sus versiones y adaptarse al grupo en cuanto a una explicación del significado real de la palabra. En cuanto a ésta, quedará a criterio de los padres decidir sobre el sentido que se les quiera dar a las palabras. Después se les dirá que esa palabra se usa cuando la gente maleducada, ignorante o cuando la gente no puede expresar su ira.
Finalmente, se les preguntará qué palabra podemos utilizar en lugar de la grosería. Se pueden enseñar entonces palabras nuevas como: torpe, incauto, insensato, pusilánime... que a veces resultan tan atractivas para los niños como las groserías mismas.
Es necesario recordar aquí que el niño adoptará el vocabulario utilizado en su medio social. Entonces, ¿cómo hablamos los adultos entre nosotros? Esta actividad la podemos hacer desde que los niños tienen tres años, aproximadamente.
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Un niño con buenos modales es aceptado con gusto en todas partes. Los padres pueden enseñarlos a sus hijos a través de su ejemplo
-
Educar en la cortesía y el respeto es importante para tener una infancia feliz y un futuro prometedor
-
Andar por la acera tiene sus normas, y muchos de nosotros las hemos olvidado
-
Los niños deben aprender desde muy pequeños a ser amables y educados con todo el mundo
-
Es importante que tanto en casa como en el colegio, los mayores den un buen ejemplo, siendo éste una de las mejores enseñanzas y la forma que mejor resultados da en la educación de los más pequeños
-
Se puede definir la palabra cortesía como el acto mediante el cual una persona muestra atención, amabilidad y respeto hacia otra
-
Una persona mayor puede aportar su experiencia, formación y cultura ayudando al aprendizaje de los más pequeños
-
La escuela es uno de los primeros lugares donde el niño empieza a desarrollar y percibir las reglas más elementales de la convivencia
-
Hay que enseñar a los niños, desde pequeñitos, que las tareas de la casa no tienen sexo
-
La riqueza cultural, nos hace más tolerantes, más ricos espiritualmente, hace que el mundo "funcione" algo mejor
-
La costumbre que debemos inculcarles es la ducha diaria y mantener una higiene correcta en todo momento
-
Algo fundamental es el ejemplo: es mucho más fácil enseñar si las actuaciones de los padres son correctas y consecuentes con lo que desean inculcar, ya que de esa manera tienen mayor credibilidad