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Intervenciones en público. La buena oratoria de un diplomático

Para una buena oratoria es necesario crear una buena predisposición del público hacia el mensaje que el orador quiere dar

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Discurso Juncker en el Parlamento Europeo
Buena oratoria. Discurso Juncker en el Parlamento Europeo

Cómo ser un buen orador. Hablar de forma apropiada en público

Para lograr una buena oratoria es necesario crear una buena predisposición del público hacia el mensaje que el orador quiere dar, además el oyente debe percibir y convencerse del mensaje transmitido. Para lograrlo, deben tenerse en cuenta desde la postura y la forma de hablar, hasta la estructura del discurso mismo.

En el caso de las asambleas de Naciones Unidas hay ciertas pautas establecidas acerca del procedimiento parlamentario y del tiempo asignado a cada orador. En todo momento, deberán guardarse las formas que condicionan el discurso definidas en el reglamento.

La actitud corporal

Es importante demostrar seguridad desde el primer momento por lo tanto mantener la cabeza alta y la postura erguida. Esta actitud da una imagen de profundo convencimiento con respecto a lo que el orador va a decir, de manera que predispone al público de manera satisfactoria.

La mirada debe dirigirse siempre al público, para lograr que las personas presentes se adentren en el discurso. Es importante no abusar de los gestos y evitar tocar con nerviosismo los papeles, el cabello, etcétera; ya que puede distraer a quienes estén escuchando el discurso.

La elocución: hablar de forma clara

El tono de voz es muy importante para que el discurso no sea monótono. El primer recurso es la palabra y el segundo el silencio. Subir y bajar los tonos de voz, manejar los silencios para atraer la atención del público y utilizar sinónimos para enfatizar un concepto son elementos importantes que deben utilizarse y que ayudan a tener dominio sobre la audiencia.

Las interpelaciones: hay que ser muy claros

Es importante tener en cuenta que un buen discurso y la impresión que éste deja en los demás puede decrecer si la respuesta dada a una pregunta es insatisfactoria, confusa o evasiva.

Si la interpelación no es clara o se desvía del tema podrá ser reformulada poniéndola en su lugar, precisándola o remitiéndola al tema (siempre en forma cortés).

- Un razonamiento puede ser rechazado de las siguientes formas:

- Demostrando que esa clase de razonamiento es inaceptable o vicioso.

- Oponiendo otro razonamiento de igual o mayor fuerza.

- Aceptando su valor, pero argumentando su impertinencia.

- Ignorándolo, no cayendo en la insolencia.

- Mostrando el poco valor de los datos en que se basa.

- Denunciando que lo dicho es falso.

- Probando que la conclusión está mal inferida.

- Condenando la justificación.

- Demostrando que los conceptos comparados no tienen relación entre sí.

El discurso: lo más importante

El discurso es la columna vertebral de la exposición ante la Asamblea. Su preparación debe ser pautada y estar enmarcada de forma tal que las ideas fluyan de manera lógica.

La estructura del discurso se divide en:

1. Apertura.

2. Cuerpo.

3. Conclusión.

La primera y última frase del discurso son fundamentales. Nunca debe subestimarse la claridad, la resonancia y el impacto de la primera frase, así como tampoco el desarrollo bien articulado del epílogo.

El protocolo a seguir en los discursos

En las asambleas, los delegados deben dirigirse siempre a la autoridad que preside, tanto para pronunciar el discurso como para formular mociones y responder interpelaciones.

Se debe respetar las normas establecidas y los tiempos para hablar. Se debe tener en cuenta que el lenguaje apropiado para los debates formales difiere del informal.

No se debe olvidar que se está hablando en representación de un país. Es muy importante no cometer el error de utilizar términos tales como "yo creo", "yo pienso", "me parece que", etcétera.

Presentamos un ejemplo de discurso pronunciado por el Representante de Israel, Sr. Lancry, durante la 78 sesión plenaria del 54 período de sesiones de la Asamblea General (10/12/99):

"Israel se sumará al consenso sobre el proyecto de resolución relativo al Año de las Naciones Unidas del Diálogo entre Civilizaciones. En nombre de mi Gobierno, aprovecho esta oportunidad para expresar nuestra sincera gratitud y aprecio al Representante Especial para el Año de las Naciones Unidas del Diálogo entre Civilizaciones, Sr. Giandomenico Picco, por su informe.

Merced a las peregrinaciones que ha vivido de una nación a otra y de las tribulaciones que ha padecido en muchas ocasiones y en muchos lugares y que han forjado su historia y su civilización, el pueblo de Israel ha desarrollado una relación pluralista, fértil y enriquecedora con las diversas culturas de la humanidad. La confluencia del mensaje bíblico y sus tres principales ramas monoteístas - el judaísmo, el cristianismo y el Islam forman uno de los troncos comunes más importantes de la cultura universal. La Persia antigua de Ciro y de Darío, el Egipto antiguo de los faraones y de José, la sabiduría y la filosofía griegas y latinas y la edad de oro judeo - musulmana en la España medieval proporcionaron al pueblo de Israel horizontes intelectuales y espacios para el diálogo en un marco de respeto por la diversidad y de armonía en la convergencia.

En las circunstancias actuales, es necesario examinar la noción de diálogo - que en su sentido actual, y bastante estrecho, se refiere a un debate entre dos interlocutores - en su raíz etimológica, es decir, la del diálogo como debate entre varios, como tendencia y aspiración hacia el logos, esa lógica que conduce a la síntesis que reconcilia diferencias y permite que se expresen los valores de la armonía y la tolerancia.

En nuestra religión, los hijos de Abraham - los musulmanes, los cristianos y los judíos han contribuido al establecimiento de la paz y de la reconciliación. Sin embargo, el diálogo entre los asociados para la paz sigue estando limitado esencialmente a cuestiones políticas. Por tanto, es necesario y urgente dar a esta gramática política, a menudo dura y frustrante, una base que relaciones culturales y civilizaciones a fin de establecer un nuevo espacio en el que la diversidad y la unidad unan los estratos de la coexistencia humana en un marco de justicia, tolerancia, solidaridad y respeto mutuo.

Compartimos plena y profundamente la convicción de que el diálogo entre civilizaciones representa un elemento fundamental y una fuerza motriz para el entendimiento entre los pueblos y para el firme arraigo de la paz y la reconciliación. Israel está intentando lograr este objetivo supremo en su labor en pro de la paz. Para mi país se trata de convertir la paz política en una invitación al diálogo, realidad regional que abarque plenamente a todos los pueblos interesados en una simbiosis de esferas culturales, espirituales, políticas y económicas. El pueblo judío, tanto en su patrimonio ancestral como en su reencarnación moderna, el Estado de Israel, está totalmente abierto a este diálogo entre civilizaciones y está comprometido a contribuir a él en la firme esperanza de que la familia de naciones se una al diálogo sin reservas e inequívocamente."

 

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