
Urbanidad de las niñas en la calle, la escuela, el templo y las visitas
Las niñas bien educadas saben cuándo deben saludar, a quién y como, así como saben desenvolver en sociedad de una forma elegante y educada
Nick Bowers
Urbanidad de las niñas en la calle, la escuela, el templo y las visitas
Aquella urbanidad
¿Y en la calle como se portará?
Siempre que encuentre en la acera algún sacerdote o alguna persona mayor le cederá la derecha y no reparará al hacerlo en su traje ni en su clase.
¿Y si al pasar encuentra alguna niña entre personas de poca educación?
Precipitará el paso; pero sin fijar al parecer la atención en nada y no repetirá al llegar a la escuela o a su casa, lo que haya oído.
¿Al llegar a la escuela que hará?
Saludar primero a su maestra y después en general a sus condiscípulas.
¿Y durante el tiempo que esté en la escuela como se portará?
Siempre con compostura y docilidad para con sus profesores y con cariño y dulzura con todas sus compañeras.
¿Si alguna de sus compañeras necesita alguno de sus libros o le pide un consejo que hará?
En el primer caso, pedirá permiso a la profesora para prestárselo y en cuanto a lo segundo, siempre que pueda se lo dará; no olvidando que la escuela es la sociedad en pequeño y que no hay mayor tesoro que el cariño que nos profesen y que éste se obtiene complaciendo a todos los que nos sea posible.
Te puede interesar: Aquella urbanidad. Artículos históricos sobre la urbanidad
¿Si llevamos frutas o dulces para la hora de recreo que haremos?
Lo primero invitar a nuestra profesora y después a nuestras compañeras haciéndole con más instancia con la que por su posición no pueden llevar nada; pero que ellas no comprendan que es por eso sino por cariño para no lastimar su amor propio.
Pero, ¿me parece que eso es más caridad que urbanidad?
No señor; son ambas cosas porque la urbanidad tiene por objeto grangearnos el afecto de todo el mundo siendo en nuestra manera de portarnos lo más agradable posible y esas atenciones con las niñas más pobres nos harán apreciar de ellas y de todas las niñas buenas.
¿Y en la elección de amigas en la escuela cómo debemos portarnos?
Debemos preferir siempre para tratar a las de mejor conducta, porque aunque la aplicación tiene gran mérito, es siempre mejor ser muy virtuosa que muy sabia; pero no despreciar a ninguna niña aunque no se porte muy bien; porque quizás estimulada por conseguir nuestra amistad se corregirá.
Y al retirarnos de la escuela, ¿qué haremos?
Despedirnos de la profesora y sin mucha precipitación sino con la alegría natural de volver a nuestras casas, retiramos cuidando antes de dejar todos los objetos de nuestro uso en sus respectivos lugares.
En el templo, ¿cómo se portará?
Con muchísimo respeto, entrará en la iglesia, tomará agua bendita y seguirá a su madre al lugar donde deba arrodillarse.
Y si encuentra a su paso alguna amiga, ¿cómo la saludará?
Con una inclinación de cabeza y después de arrodillada al lado de su madre fijará toda su atención en el altar sin volver la cabeza ni ocuparse de los trajes que llevan sus amiguitas.
Te puede interesar: Del modo de conducirnos en el templo. La casa del Señor
Cuando haya concluido la misa, ¿qué hará?
Esperará a que su madre se levante para retirarse y entonces lo hará ella sin aparecer nunca aburrida ni cansada de estar en el templo.
Si al salir su madre del templo fuese a hacer alguna visita, ¿cómo se portaría en ella?
Saludará a las personas de la casa; después al tomar asiento, evitará mucho sentarse en los sillones dejándolos siempre a las personas de respeto y hablará siempre poco concretándose a contestar lo que le pregunten. Si hay niñas en la casa y la invitan a jugar irá con ellas y jugará a lo que ellas le indiquen.
Si las niñas le preguntan por alguna compañera de la escuela, sobre su comportamiento o aplicación, etc., ¿qué dirá?
Si la niña por quien le preguntan se porta muy bien lo dirá con toda franqueza para no parecer envidiosa y si por el contrario fuese una niña majadera, dirá que la conoce poco y disimulará de no tratarla con intimidad diciendo que pertenece a otra sección, que tiene más o menos edad que ella, etc., pero nunca se complacerá en hablar de sus defectos.
Y si de una amiguita suya murmuraran en su presencia, ¿qué hará?
Con su silencio y una fisonomía seria dirá a las que murmuran que aquella conversación no le agrada y que no desea tomar parte en ella.
Y si fuese a visitar alguna amiguita enferma, ¿cómo debe portarse?
Ser con ella muy cariñosa y complaciente, no manifestarle nunca que la encuentra muy desfigurada ni muy delgada y si se lo pregunta decirle "apenas se te conoce que estás enferma" y si es enfermedad que la obliga a guardar cama, hará la visita corta a no ser que sea una amiguita muy intima; porque las visitas a los enfermos deben ser cortas.
-
18266
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Sucede con los vestidos lo que con las demás cosas: la buena colocación y la limpieza son las principales condiciones de su conservación.
-
Varias veces los labios de un joven expresan conceptos finos, frutos precoces del talento.
-
El respeto que se debe al prójimo no permite, al hablar de alguien, golpearse la frente con el extremo del dedo para indicar que es una persona aferrada a su sentir y a su propio juicio
-
El principio de la urbanidad es captarse la estimación general por medio de las impresiones agradables que produce nuestro trato
-
Las amistades suelen ser más verdaderas en los tiempos turbulentos que en los tranquilos. Es cuando se comprueban quiénes son los buenos amigos
-
El que se halla privado de los favores de la fortuna, debe tomar un estado con el cual pueda procurarse su subsistencia y la de su familia.
-
Esas dos grandes virtudes, muy acreedoras a consideración y respeto en todos y especialmente en la mujer, se llaman prudencia y dignidad
-
El placer es el escollo contra el cual se estrellan los jóvenes, porque se dejan ir a toda vela con dirección a él, pero sin aguja para dirigir su rumbo.
-
Las costumbres domésticas influyen notablemente en el modo como nos conducimos entre extraños; porque no basta saber las reglas de buena crianza, es preciso tener la costumbre de practicarlas.
-
Al retirarnos a nuestro aposento debemos despedirnos cortés y afectuosamente de las personas de nuestra familia y de cualquier otra que pudiera haber en la casa
-
Es muy corriente juzgar a nuestros semejantes por la gentileza y buena disposición de la persona, resultando generalmente cierto este criterio.
-
Hay que destinar a los huéspedes habitaciones confortables, con todos los objetos necesarios de uso cotidiano.