
Necesidad e importancia del deber.
No puede el hombre sustraerse a la idea del deber, ni dejar de sentir su imporlancia.
Necesidad e importancia del deber.
No puede el hombre sustraerse a la idea del deber, ni dejar de sentir su importancia. El deber está indisolublemente unido a nuestro ser; así nos lo dice la conciencia cuando apenas comenzamos a tener uso de razón; nos lo dice con más fuerza cuando la razón se desarrolla, y siempre va a la par aumentando con este desarrollo la fuerza de aquella voz. También nos lo dice cuanto hay fuera de nosotros; porque todo se rige por una ley armónica y eterna, todo tiene un destino encaminado a manifestar la sabiduría y a cumplir la voluntad de aquel Ser que es causa y fin de todas las cosas.
También el hombre tiene un destino y una naturaleza. Es preciso que sea lo que debe ser, o de lo contrario no es estimado de los otros, no es estimado de sí mismo, no es feliz. Su naturaleza es aspirar a la felicidad, y comprender que no puede alcanzarla sino siendo bueno, esto es, siendo lo que exige su bien de acuerdo con el bien ajeno, de acuerdo con el sistema del universo, con las miras de Dios.
Si engañados por la pasión llamamos bien nuestro a lo que se opone al bien ajeno o al orden, no por eso interiormente nos persuadimos; nos grita la conciencia que no. Y pasada la pasión, siempre causa horror cuanto se opone al bien ajeno y al orden.
Tan necesario es para nuestro bien el cumplimiento del deber, que aun los dolores y la muerte, que son al parecer nuestro más próximo daño, se cambian en placeres para el alma del hombre generoso que sufre y muere por servir al prójimo y por conformarse con los adorables designios del Omnipotente.
Ser, pues, el hombre lo que debe ser es a un mismo tiempo la definición del deber y la de la felicidad. La Religión expresa sublimemente esta verdad, diciendo que está el hombre formado a imagen de Dios. Su deber y su felicidad consisten en ser esa imagen, en no querer ser otra cosa, en querer ser bueno porque Dios es bueno y porque le ha señalado el destino de aspirar a todas las virtudes y hacerse uno con Él.
-
15690
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Es bien entendido que la dueña de la casa pondrá todo el cuidado posible en romper el hielo entre los invitados, presentando a todos los que no se conozcan.
-
Los puntos principales de los artículos sobre las habilidades, los hábitos malos y la mentira.
-
El comportamiento en los espacios públicos es importante para no quedar como un niño poco educado
-
Estas reglas de urbanidad están escritas para orientar un poquito a la juventud rural en lo más elemental.
-
No andéis de puntillas, como si estuvieseis bailando, a no ser para pasar un charco; no corráis de una acera a la otra de la calle, porque os tendrían por locos.
-
En el coche sube siempre la persona de más respeto; pero si tiene una sola puerta, se subirá de modo que a nadie se moleste.
-
Los vinos se sirven por la derecha; el criado anuncia: "Vino de X", y se cuidará de que sean lo más variados y finos posible.
-
Ser agradable es: poseer 'don de gentes'; 'tener ángel'; ser 'persona bienquista'; disfrutar de benévola acogida en todas partes; gozar, por la virtud del propio mérito...
-
El comportamiento del niño en la escuela debe ser el de un niño bien educado y obediente.
-
Lo peor es que algunos niegan el saludo con fingida distracción, con la idea de que se les crea ocupados en muy altos pensamientos.
-
Tan pronto como supiera leer, la dejaría en libertad de leer todos los libros de la casa...
-
La urbanidad en los saludos, los encuentros. Ceder el paso ante una puerta.