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La urbanidad de los niños en las visitas

La urbanidad prescribe que devolvamos las visitas a quien nos las hace, y que seamos los primeros en hacerlas a nuestros superiores

Reglas de urbanidad. 1870
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Jóvenes de visita en una casa viendo la televisión.
Visita. Jóvenes de visita en una casa viendo la televisión.

La urbanidad de los niños en las visitas

Aquella urbanidad

Y ¿qué me dices de las visitas?

Que la urbanidad prescribe las devolvamos a quien nos las hace, y que seamos los primeros en hacerlas a nuestros superiores.

¿Cómo te comportarás al practicarlas?

Me anunciaré por los sirvientes, o llamaré suavemente a la puerta, pasaré desembozado y con la cabeza descubierta, y después de saludar a la persona que visite, la expondré con maneras y palabras corteses el motivo de la visita.

Y ¿si hay allí personas que impidan manifestar el objeto?

Las saludaré cariñosamente, formando cuerpo con ellas, y aguardaré la ocasión oportuna para manifestar mi objeto a no ser que la urgencia precise, en cuyo caso deberé usar de esta o parecida fórmula: "Señor Don Fulano, o Doña Fulana, con el permiso de estos Señores necesito hablar con Usted un momento".

¿Cómo permanecerás durante la visita?

Una vez aceptado el asiento, y en el sitio más inferior, estaré con el mayor respeto y modestia sin cruzar las rodillas ni apoyarme en el respaldo de la silla y con la cabeza siempre descubierta, procurando no detenerme demasiado especialmente cuando se trata con personas muy ocupadas.

Y en materia de tratamientos y conversaciones, ¿qué rumbo debemos seguir en ellas?

El que exige la categoría de las personas, a no ser que se nos dispense el tratamiento de etiqueta, procurando que los asuntos sobre que versen las conversaciones sean interesantes y agradables para evitar todo lo que pueda producir alguna displicencia, hablando siempre de todos con honor y de sí mismo con modestia.

Y si te alaban por cualquiera de tus dotes personales, ¿qué harás?

Debo manifestarme agradecido, diciendo modestamente a quien tal hiciere: "Son favores que Usted me dispensa con su mucha bondad, aunque yo no soy digno de tanto honor".

Y si en las reuniones se suscita alguna cuestión cualquiera o se manifiesta alguna cosa contraria a tu opinión o parecer ¿qué deberás hacer para no pasar plaza de impolítico?

Expondré modestamente mis razones sin hacer abierta resistencia, y si, no obstante, la conversación tomase carácter de disputa procuraré cortarla diciendo: "mucho siento haber producido esta molestia porque podrá ser que Usted tenga razón y que yo esté equivocado".

Y terminada la visita ¿qué harás para despedirle?

Me levantaré, obtenido el permiso de los demás Señores, me despediré repitiendo los cumplimientos y cortesías según las circunstancias de las personas, y en particular de aquella a quien visite, y si esta se moviese para acompañarme la suplicaré no se tome tal molestia.

Y para obtener el permiso para retirarte de una reunión o visita ¿qué fórmula podrás usar?

Esta u otra parecida: "Señores. Ustedes me permitirán que me retire, pues tengo que llenar otras atenciones".

 

Nota
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