Aforismos y pensamientos sobre la urbanidad. Parte I.
Pensamientos y sentencias breves de carácter doctrinal que se proponen sobre los buenos modales y la urbanidad.

- Según Loke, el talento consiste en distinguir en qué se diferencian o parecen los objetos; y el juicio, en conocer en qué se diferencian los objetos que se parecen.
- Cicerón define la urbanidad, una ciencia que enseña el tiempo oportuno de lo que debemos decir y hacer.
- Hay gentes predestinadas que llevan siempre el fastidio consigo. Solamente sus discursos y presencia inspiran sueño. Se componen de dos clases: los unos comunican este fastidio por la nulidad de su alma y de su cabeza; los otros, aún peores, cansan a fuerza de querer manifestar lo que saben.
- Mezclad siempre un poco de orgullo que impide a cada uno el olvidar lo que se debe a sí mismo, y de sensibilidad que impide el olvidar lo que se debe a los otros. De estos simples se presentará el verdadero compuesto de la urbanidad.
- La amistad es respecto al amor como una estampa respecto a la pintura. Solamente la continuación de la felicidad, dice el cardenal Retz, es la que fija el amor, parte de la amistad; pues no hay nadie que no crea que hace un favor a un desgraciado cuando este le sirve.
- Es un engaño esforzarse para agradar y adquirir reputación en una sociedad, no esperar de los dispensadores de este favor la opinión del mérito que cada uno tenga. El verdadero medio de obtener buen éxito, es aparecer penetrado del mérito de los que en la sociedad son principios ciertos de fortuna, el saber aguardar y fastidiarse.
- La medianía es la que aseguran en todos la felicidad. El hombre mediano, sea que entre en sí mismo, o que se derrame fuera, está satisfecho. La imaginación no le arrastra y se gloria de no estar sujeto a sus ilusiones; cita con satisfacción los errores y faltas de las gentes de talento; la lentitud y frialdad del suyo son a su parecer juicio, discreción y razones; es como un piloto en un barquichuelo, que jamás deja la costa, y está más ocupado en contar los naufragios de los navíos que bogan en alta mar, que la fortuna de los que han podido entrar en el puerto.
- La extremada viveza, y la extremada pereza impiden ser urbanos. Las personas demasiado vivas, arrastradas a su pesar, descuidan los miramientos para con los otros; y las perezosas los rehúsan por miedo de tomar demasiado trabajo.
- Hay hombres a quienes se necesita contener, y hay otros a quienes es preciso animar. Ve aquí la razón porque una misma persona se presenta bajo diferentes aspectos; pues si logra aceptación en una tertulia, se hace insoportable en otra; y cada uno de ellos no aparece ventajosamente, sino en circunstancias en que sea animado o contenido.
- La curiosidad y la indiscreción son inseparables.
- De muchas personas solo el nombre es el que vale alguna cosa. De lejos os impondrán, pero si los miráis de cerca ya no son nada. Estos tres renglones de Labruyere, debían bastar para precaver a todos contra las reputaciones instantáneas.
- La educación enseña y convida a derramarse fuera de sí mismo y a entrelazar en algún modo su existencia con la de la persona conocida en el mundo, para quien parece destinada la mayor parte de la felicidad.
- Aforismos y pensamientos sobre la urbanidad. Parte I.
- Aforismos y pensamientos sobre la urbanidad. Parte II.
- Aforismos y pensamientos sobre la urbanidad. Parte III.
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La urbanidad es una ciencia que enseña a colocar en su debido lugar lo que hemos de hacer o decir.
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En la mesa hay que comportarse de forma educada tanto a la hora de conversar como a la hora de tomar los alimentos.
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Se puede ser cortés sin ser falso e importuno; y galante, sin ser adulador.
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Querer hablar y oírse no sale bien; y si hablarse a solas es locura, escucharse delante de otros será doblada.
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Los antiguos tenían la costumbre de dedicar sus obras a aquellos amigos a cuyas instancias debían sus diversos ensayos.
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Cuando un caballero se pone el abrigo o se desembaraza de él o del bastón, paraguas, etc., para entrar en el salón, el criado debe ayudarle y estar alerta a la salida para abrirle la puerta.
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Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.
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Cuando la vanidad va unida a la ignorancia presta oídos a las más necias mentiras y se alimenta con las más inverosímiles ilusiones.
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El respeto es la base fundamental de la relación con los padres, amén del cariño y la obediencia.
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En el juego o diversión, es donde el hombre manifiesta su buena o mala educación.
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Ser bien educado en las relaciones con los demás es algo que debe aprender un niño en cuanto empieza a compartir su tiempo con otras personas
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Hay que evitar en todo caso la soberbia, la avaricia, la obscenidad en las palabras y en los hechos, la ira o cólera, la gula, la envidia, la pereza o poco apego al trabajo...

