Reglas de urbanidad Página 6
La urbanidad es el buen comportamiento acorde con los buenos modales que demuestra buena educación y respeto hacia los demás
La urbanidad es un concepto asociado al comportamiento social más apegado a lo antiguo. Podemos afirmar que ha dejado de ser, en nuestros tiempos, un código riguroso e inamovible
Todos los artículos de Reglas de urbanidad
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El modo de comportarse de forma correcta en los templos dedicados al culto religioso.
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Dentro del tempo hay que mantener una cierta compostura, un respeto y ser elegante en los gestos.
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El Santísimo es la representación de Dios y por ello merece un respeto muy grande y una consideración.
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Es la manera de portarnos correctamente con nuestros semejantes. La acción o demostración con que una persona manifiesta a otra la atención, respeto o afecto en que la tiene.
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El vestido fijaba muy a menudo la posición de las distintas clases sociales.
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Una de las economías mal entendidas y más perniciosas de que debe abstenerse toda ama de casa, es la de la falta de alumbrado.
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Fijar horas invariables para las comidas, teniendo en cuenta el estado y ocupaciones de su marido y la costumbre establecida.
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El equipamiento de las habitaciones de una casa, sus muebles y enseres. Su cuidado.
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Los colores vivos deben usarse con gran cuidado y precaución, o renunciar a ellos si no se confía en saberlos combinar sabia y artísticamente.
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Los mejores libros, considerándolos desde el punto de vista que nos ocupa, son indudablemente los libros de viajes.
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Las teorías filosóficas mal digeridas y las extravagancias literarias de algunos autores desequilibrados, necios o eunucos de ingenio, les torcieron el camino a muchas personas.
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La lectura puede ser una medicina eficacísima contras las dolencias del espíritu si en su elección se medita y se acierta.
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El estilo Luis XVI muestra solamente tentativas malsanas a una reforma y una decadencia que tienen por causa una desdichada imitación a la antigüedad.
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La transición al estilo Luis XIV es muy bella, y la decoración interior es muy completa, muy animada, muy rica.
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La alcoba no ha de habitarse mas que a las horas de sueño. Las ventanas estarán abiertas una parte del día en todo tiempo.
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La alcoba tiene por todo mobiliario el lecho, el armario o cómoda, la mesa de noche, sillones y sillas, que sustituyen el antiguo reclinatorio en la alcobas.
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El comedor de la casa solía ser la habitación más espaciosa y mejor adornada de toda la casa.
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Cuando un caballero se pone el abrigo o se desembaraza de él o del bastón, paraguas, etc., para entrar en el salón, el criado debe ayudarle y estar alerta a la salida para abrirle la puerta.
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Nunca un criado se permitirá familiaridades con visitantes ni con nadie de la casa.
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Todo ha de estar limpio, ventilado, cuidado, y sin que en ninguna habitación se amontonen trastos inútiles y viejos que dificulten la limpieza.
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El gabinete de una mujer es un nido muelle y perfumado, en donde descansa de sus cuidados domésticos y mundanos.
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Nada más propicio a la conservación como un salón dispuesto y amueblado con gusto y sin ningún color saliente que hiera los ojos ni absorba la atención.
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Los tocadores más sencillos reemplazan el tapiz por el linoleum, y los armarios por simples tablas adosadas a las paredes.
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La sala de baño se ha vuelto indispensable en cualquier casa o piso al ser una necesidad y no un lujo.
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Una persona distinguida sabe en el interior de la casa, dentro de la intimidad y la confianza, guardar las reglas del buen tono.
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Al entrar en el mundo debemos tener la convicción de que entramos en un ambiente honrado, en el cual los actos no siempre están de acuerdo con las máximas.