
El aseo del joven rural. Segunda parte.
Es de mala impresión ver a uno con mucha barba, excepto a los que se la arreglan bien y a menudo.
El aseo.
Como se sabe, nuestro cuerpo está siempre transpirando sustancias, siendo necesario su limpieza. De desear fuese que todos dispusiéramos de cuarto de baño, pero tan bonito medio no se puede pedir en los pueblos, donde hay un simple arroyuelo, y de enhorabuena si corre todo el año.
¿Qué hacer? ...
Indispensable es asimismo mudarse, por lo menos, una vez a la semana, y dos en el verano; caso contrario, nos exponemos a ser repugnantes a la sociedad.
Aún exigen mayor limpieza los pies, que se ensucian constantemente por el sudor a causa del ejercicio. Para evitar el mal olor, es conveniente lavarlos todas las semanas en verano, y cada quince días en invierno. No hay pueblo donde no haya agua para lavarse los pies.
Entre la juventud ocupa un lugar muy importante el arreglo del pelo. Prescindiendo de las modas, no se puede preservar uno en sociedad con el pelo de la "dehesa"; conviene, pues, cortarle de tiempo en tiempo, y peinarle a diario.
El cuidado de la barba también afecta a la Urbanidad; los hombres de buena sociedad, se afeitan diariamente; en los pueblos, dos veces a la semana. Es de mala impresión ver a uno con mucha barba, excepto a los que se la arreglan bien y a menudo.
"Antes de fumar es correcto y recomendable pedir permiso"
Los fumadores tienen sus reglas; no se puede fumar molestando con el humo a los demás, sobre todo si son señoras. No está mal que pidamos permiso, si estamos con personas que no fuman.
Nuestra constitución biológica nos lleva a salivar y limpiar la nariz, actos de suyo repugnantes, más si no guardamos ciertas precauciones, para no molestar a las personas que nos rodean. Nunca haremos esfuerzos violentos que producen sonidos de cornetín desafinado. Para estos menesteres, se usa el pañuelo limpio, empleándole de este modo: Se saca doblado del bolsillo, y se extiende del todo; se toma aproximadamente por el centro, y sin meter ruido se limpian las narices, o se recoge lo de la boca; terminado, se guarda con mucha gracia y aseo, sin doblarlo más. No está bien mirar al pañuelo después de usado; es cosa desagradable.
Si tenemos necesidad de toser o estornudar delante de personas, se pone el pañuelo delante de la boca, volviendo un poquito la cabeza hacia el lado desierto. Si estamos rodeados, bajémosla un poquito y a nadie salpicaremos con nuestra saliva.
- El aseo del joven rural. Primera parte.
- El aseo del joven rural. Segunda parte.
-
7923
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
En la mesa no tomaremos en las manos, ni tocaremos otra comida que el pan destinado para nosotros.
-
La boca necesita un especial aseo, porque es el paraíso de los microbios
-
Andar por la calle, preferencia al subir o bajar una escalera y reglas a observarse al hacer una visita.
-
La avaricia se echa de ver, por donde quiera, pareciéndose al amor y a los celos.
-
Para que los vestidos sean adecuados es preciso que le vayan bien a la persona que los usa y que sean proporcionados a su talla, a su edad y a su condición
-
Los naipes tienen existencia legal, engordan el tesoro público, ocupan brazos en su fabricación y el placer de los unos se convierte en fuente de trabajo para los otros
-
Las ceremonias del casamiento suelen solemnizarse más cuando se trata del matrimonio canónico que cuando es solo civil, pero se asemejan tanto, que las reglas que vemos convienen a las dos formas de unión legal.
-
No hay mayor tesoro en este mundo que tener amigos con los que poder compartir las experiencias de la vida.
-
La distinción de las tarjetas consiste en ser de muy buena cartulina flexible, sin adornos, de una letra sencilla
-
Antes de cerrar una carta, debe leerse para corregir las faltas que inconscientemente hayamos cometido.
-
El trato respetuoso de los inferiores o subordinados con sus jefes o superiores.
-
El vestido fijaba muy a menudo la posición de las distintas clases sociales.