
Deberes para con nuestros semejantes
El respeto, es la característica principal, entre muchas otras, que debe tener un niño con otras personas con las que convive a diario
Boston Public Library
Deberes para con nuestros semejantes
Aquella urbanidad
¿En cuántas clases pueden distinguirse nuestros semejantes para el trato y comunicación social?
En tres, a saber en superiores, iguales e inferiores.
¿Cómo te producirás con ellos para no fallar a la consideraciones que respectivamente se merecen?
Tratando sumisa y respetuosamente a mis superiores, con afabilidad y dulzura a mis iguales, (y habiendo amistad con franqueza) y con agrado y cariño a mis inferiores.
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Y ¿en qué ocasiones podrás manifestar en la práctica que guardas tan bellas relaciones como niño bien educado?
En toda reunión de sociedad, pero con más especialidad en la mesa, en el paseo, en las visitas y en el juego.
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El amigo puede solicitar del poderoso, aunque sea con instancia y empeño, un empleo o una gracia para el amigo.
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La imitación cuando es burla no es un comportamiento correcto ni educado. Hay que imitar a las personas urbanas y de buena crianza.
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Es cómodo ampararse en un refrán para no hacer el sacrificio de un defecto, para no renunciar a un modo de ser...
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Manifestar que no perdéis una palabra de cuanto los otros dicen y que experimentáis los afectos que tratan de mover en vuestro ánimo, es un deber tan evidente que no necesita encarecerse.
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Cumplir con el compromiso social de expresar las condolencas por el fallecimiento de un amigo o familiar.
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Andar por la calle, preferencia al subir o bajar una escalera y reglas a observarse al hacer una visita.
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A veces los malos se presentan en la sociedad con cierta apariencia de bondad y buenas maneras, y aún llegan a fascinarla con la observancia de las reglas más generales de la urbanidad
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El hábito es una segunda naturaleza, y lo que nos parezca imposible al principio, nos será sumamente fácil con el tiempo.
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La mesa es uno de los lugares donde los niños deben prestar más atención a la hora de comportarse bien
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El que convida, jamás debe alabar lo que aparece sobre la mesa, ni excusarse de la mala comida que ofrece.
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Para hablar bien y hacerse entender por los demás, es preciso abrir perfectamente la boca, y tener cuidado de no apresurarse al hablar
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La suposición, modo ya envejecido, y las más de las veces algo cándido, tiene por objeto aumentar la fuerza del razonamiento y convencer a la persona que nos escucha