
De los cabellos.
Los cabellos no son un adorno verdadero, sino en tanto que están bien limpios y tengan aquella flexibilidad viva que favorece las ondulaciones.
De los cabellos.
Es preciso, dice " el arte de peinarse a sí mismo ", para estar bien peinado:
- 1º, que los cabellos estén perfectamente cortados según la figura de la cabeza;
- 2º, que se conserven constantemente en un estado de aseo por medio del cepillo y del peine;
- 3º, que de tiempo en tiempo se les aplique una sustancia untuosa y benéfica;
- 4º, que su rizadura se haga por medio de algunos algodones;
- 5º, que los cabellos, cuando se va uno a acostar se dispongan convenientemente bajo el gorro de dormir;
- 6º, que la dirección de los que caen sobre las sienes sea horizontal;
- 7º, que se quite y se ponga el sombrero con precaución;
- y 8º, que cada vez que se descubra la cabeza se asegure uno de si el peinado se ha descompuesto.
Los cabellos no son un adorno verdadero, sino en tanto que están bien limpios y tengan aquella flexibilidad viva que favorece las ondulaciones. Para conservar los cabellos en este estado se ha de procurar peinarlos y acepillarlos por la mañana y por la noche. Al acostarse, es indispensable envolverlos en un gorro, tanto para evitar que se enreden y contraigan mala dirección, como preservarlos del polvo y de las partículas que se desprenden de las almohadas y sábanas. Antes de pasar el cepillo, si se quiere llegar a la raíz de los cabellos, es muy esencial separarlos con el peine, y luego se les untará ligeramente con aceite oloroso o pomada, que se haya liquidado con el calor de las manos; pero cuando los cabellos son por sí grasientos, bastará el untarlos por la noche.
Suele ser muy común, el echarse constantemente de un mismo lado; y en aquel donde uno se echa es donde se han de poner los algodones. Los que acostumbran a llevar los cabellos levantados y muy cortos, están dispensados de este cuidado; pero en cuanto a los demás que no miran con indiferencia el estar bien o mal peinados, me atrevo a asegurar que sacarán algún fruto de los consejos que presento.
Les diré, pues, que para dar una buena dirección a su cabello no hallarán cosa más útil que los algodones, pero en corto número para que el rizado parezca natural. Cada algodón debe abrazar una mecha bastante considerable, para que desenvuelta no forme ganchos. Si son demasiados los algodones, el rizado general, sucesivamente dividido, dará a la cabeza la apariencia de una cabeza de querubín; y un peinado así no es menos ridículo que el liso o erizado constantemente. Los anillos envueltos en cada algodón deben ser bastante anchos.
-
7189
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
A menudo se conoce, dice el Sabio, por lo que se trasluce en los ojos, lo que una persona lleva en el fondo de su alma, su bondad o mala disposición
-
Modestia y continencia en la expresión no dejaban de ser otros tantos correlatos de valores morales acordes con el ideario de la vida cristiana
-
La dignidad en los modales son la prueba de la buena crianza, porque tanto se falta a ella por carta de más, como por carta de menos.
-
No necesitan algunos para hechizar de las yerbas de Tesalia, que con sólo el buen aire de una gorra encantan necios, digo desvanecidos.
-
Se puede ser cortés sin ser falso e importuno; y galante, sin ser adulador.
-
Cartas para dar enhorabuenas, hacer felicitaciones o conceder elogios merecidos.
-
Principios o reglas generalmente admitidas por la sociedad en cuanto a la educación de los jóvenes y preparación para la vida
-
Por qué unas personas nos gustan más que otras, teniendo igual o mayor mérito, hallaremos que la razón es porque los primeros tienen cierta gracia que no tienen los últimos
-
Guardaos también al escuchar la historia o relación de un suceso de decir: "eso lo sé yo muy bien".
-
Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.
-
Si no es un deber moral el no hacer daño a los animales, al menos es un deber sentimental.
-
Entre las cartas misivas el escrito más respetuoso es el memorial, conocido también bajo el nombre de solicitud o instancia.