¿Se aprietan el cinturón las monarquías?
Rebajas en reales. En el siglo XXI, lo que se lleva entre la realeza es lo de repetir indumentaria.
El vestuario de la realeza.
Si su Alteza Isabel de Baviera, más conocida como Sissi emperatriz, levantara la cabeza de su tumba, no tardaría ni un segundo en volver a recostarla eternamente. No soportaría tanta vulgaridad y abandono en la elegancia real. En el siglo XIX, cuando el Imperio Austrohúngaro brillaba en media Europa, el protocolo no pasaba ni media a Sissi. Las normas en palacio eran tan estrictas que la emperatriz tenía que cambiarse a diario de vestido. No una, ni dos, ni tres... sino hasta un mínimo de cinco veces. De lo contrario, ni sus doncellas de alcoba la respetaban.
Pero hoy, ni los cuentos de princesas son tan rosas ni la crisis permite estar en boca del pueblo por manirroto. En el siglo XXI, lo que se lleva entre la realeza es lo de repetir indumentaria. ¿Puro marketing o realmente los tiempos han cambiado? Habría que preguntárselo a doña Letizia Ortiz (los portavoces de La Zarzuela no comentan estas cosas), a su 'cuñadísima' la infanta Elena, a Kate Middleton, a la reina de Dinamarca... Hasta cinco veces, cinco, ha lucido la Princesa de Asturias en los últimos tres años un mismo vestido de patchwork negro y azul diseñado por su modisto de referencia, Felipe Varela. Y hasta en una docena de ocasiones ha repetido otros modelitos. En una de ellas, con una 'incomoda' competidora. El vestido de Mango (69 euros) que doña Letizia lució el año pasado durante la inauguración de una exposición en León fue idéntico al que envolvió el palmito de 'la princesa del pueblo', la mismísima Belén Esteban, durante la presentación de su última colección de zapatos. Moda 'low cost' para la que está cayendo.
La infanta Elena es un caso único. Aprovecha su fondo de armario al máximo y, de paso, demuestra que mantiene la línea. Ella se calzó en el último desfile militar de la Hispanidad un diseño de Christian Lacroix; el mismo que ya lució en la boda de su hermana, la infanta Cristina... 14 años antes.
Más allá del Reino de España, ni la almidonada monarquía británica se libra de los 'saldos'. La princesa Ana, hija de Isabel II, bate todos los récords de ahorro en 'atrezo'. En agosto de 2008 se paseó con un vestido de tulipanes en la boda de Rose Windsor, de la Casa de Gloucester. Nada a destacar, de no ser porque ya había llevado el mismo traje en las primeras nupcias de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales: 27 años atrás.
¿Cometen un pecado mortal de protocolo estas damas? ¿Qué dictan las normas regias? "No hay ninguna regla escrita sobre cuántas veces se puede repetir un traje o cuánto tiempo debe pasar entre una ocasión y otra. Si los ciudadanos repiten vestidos, ¿por qué no ellos? Los tiempos de Sissi ya pasaron...", explica todo un experto en Casas Reales, Francisco Merino, director de la Escuela de Protocolo Internacional de Madrid.
¿Es un gesto de cara a la galería o las monarquías también se aprietan solidariamente el cinturón?
Sencillamente es un ejemplo de que las monarquías evolucionan, de que no están de espaldas a la sociedad ni ancladas en el pasado.
Francisco Merino precisa que en la cima de la "pomposidad" sigue la casa real británica y su cabeza visible, Isabel II. "Pero es que hasta sus súbditos lo piden. En la boda de Guillermo y Kate, la ciudadanía se enfadó cuando se supo que iban a ir en coche y no en carroza". En el otro extremo, la familia monegasca: "Son la antítesis del protocolo".
Opiniones aparte, las cifras hablan. Aunque a ojos de los apurados mortales sigan pareciendo números mastodónticos, lo cierto es que los presupuestos de las casas reales de media Europa no cesan de congelarse, y hasta de recortarse. La última en apretarse el cinturón, pero no la primera, es la monarquía holandesa. Tendrá que pasar por el vulgar yugo de los impuestos, algo que ya hacen los miembros de la familia real española. El Gobierno tulipán también les ha recortado cinco millones de euros para 2012. En las facturas de la reina Beatriz y los suyos aparecían cargos de 600.000 euros solo en vuelos privados, de donde tendrán que limar. De todas formas, apuros, lo que se dice apuros, no van a pasar... La reina cobrará la minucia de 828.000 euros (este año su 'nómina' era de 834.000 y la de sus herederos pasará de 496.000 a 480.000).
En La Zarzuela tampoco son ajenos a los "sacrificios" con los que el rey bromeó hace un mes, antes de un almuerzo con Zapatero y Bono. El presupuesto asignado por el Gobierno a la familia real se ha reducido en 2011. El primer gesto claro a los tres años del comienzo de la crisis. De casi 8,9 millones en 2010 a 8,4 este año. En el anterior ejercicio la cifra ya se había congelado a petición de los propios monarcas, "a la vista de las actuales exigencias de austeridad presupuestaria", como recuerda la web oficial de La Zarzuela. Desde la Casa del Rey han destacado que don Juan Carlosy los suyos ya 'ahorraron' en verano con una menor estancia en el mallorquín Palacio de Marivent y rebajas en los paseos a bordo del 'Fortuna' (solo llenar su depósito cuesta casi 30.000 euros). Aunque, en la práctica, al final 'pagan el pato' los de siempre: el sueldo de los funcionarios que trabajan para la casa real española se ha visto reducido este año hasta en un 15%.
Gusto por la ceremonia.
Tampoco en el palacio de Buckingham se libran de las rebajas. Isabel II ha tenido que reducir su pompa y circunstancia «con plena conciencia del clima económico», según Alan Reid, el tesorero real. Se supone que viajan menos, que recortan menos los setos de sus kilométricos jardines... y que (también en Gran Bretaña) los empleados de palacio cobran menos, aunque su presupuesto sigue quitando el hipo. O mejor, causándolo... Los británicos pagaron el año pasado 35,5 millones de euros por los fastos de su familia real. 'God save the Queen'.
"La reina Isabel II y su corte es el máximo ejemplo del gusto por la ceremonia. No dejan de lado las carrozas, las capas de armiño, las joyas...", recuerda el experto Francisco Moreno. Y los ingleses no se cortan ni a la hora de recordarle a Su Graciosa Majestad lo mucho que se gasta en la cesta de la compra. "Nos hemos percatado de que en 2009 su gasto en comida fue de medio millón de libras". Ese fue el recadito que le mandó la cadena de supermercados Asda a su monarca. Para ser exactos, 576.000 euros. Claro que el verdadero sentido del mensaje era puramente comercial: hacer la guerra al distinguido y pijo Waitrose, el supermercado de delicatessen preferido por la reina a la hora de llenar su despensa.
A eso, a la 'dieta', sí que no hubiera tenido problemas en adaptarse Sissi. Bulímica y anoréxica, la emperatriz estaba obsesionada con mantener sus 50 kilos de escaso peso para su 1,72 de estatura. Ella no hubiera dudado en apretarse el cinturón... o los 200 de su guardarropía.
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