
De la urbanidad.
El espíritu de urbanidad es cierta atención a que nuestras palabras y modales hagan que los demás queden contentos de sí mismos y de nosotros.
De la urbanidad.
Dice Duclós que la urbanidad es la expresión o la permuta de las virtudes; pero Labruyere da de ella una definición más exacta, al parecer, y más clara. Dice que el espíritu de urbanidad es cierta atención a que nuestras palabras y modales hagan que los demás queden contentos de sí mismos y de nosotros. Difícil es ser urbano, porque para merecer este título es necesario serlo siempre. Un poeta ha dicho:
"Así como los viciosos son hermanos,
séanlo las virtudes entre los humanos".
El parentesco de los vicios no impide el de las virtudes. Todo se enlaza y se encadena en el mundo. La urbanidad exige una reunión de cualidades que la manifiestan. El ser benévolo, bueno, natural, sensible, he aquí las cualidades indispensables. Frecuentemente sucede que el que las aparenta, no por eso es urbano, y se le rinde un homenaje que el vicio tributa por precisión a la virtud. El egoísta indiferente, conoce que no será ni buscado ni amado si se abandona a su carácter; disimula, pues, y toma como prestadas las apariencias amables. Por eso se ha dicho que la urbanidad no era sino una máscara engañosa que servía de velo a la hipocresía y a la disimulación. Consecuencia ilegítima en verdad; porque de que un hombre urbano tome las formas de la urbanidad para ocultar sus verdaderos sentimientos, no debe inferirse que sea falso.
Jamás la urbanidad se manifiesta mejor que cuando un hombre se ve precisado a decir una verdad desagradable, o a negar una gracia, o hacer un obsequio. En este caso la dulzura de las frases debe suplir la dureza de la negativa, y no vemos que pudiera ganar la moral o la verdad con una conducta opuesta. Nos ha parecido indispensable decir frecuentemente lo que entendemos por urbanidad, antes de entrar en el pormenor de las leyes y de los estilos del mundo. Un hombre de mérito debe ser urbano, esta palabra lo comprende todo; su urbanidad debe ser universal porque todo tiene referencia con ella; pero al paso que enseñemos el arte de reprimir su carácter, y de doblegarlo a los deberes y circunstancias de la sociedad, debemos también procurar que no se nos reconvenga de disimulo y de doblez.
-
6990
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Buenos modales. El juego en sociedad.
-
Aunque el hombre debe ser bondadoso, es menester que no degenere en imprudente, acordándose de que la bondad inclina a juzgar a los hombres.
-
Perdidas las riquezas de la nobleza por las causas que diremos, fueron recogidas por personas inteligentes y activas, que sin pertenecer a la clase de comerciantes o fabricantes, supieron hacerlas valer.
-
Para que en la sociedad le crean de buena crianza, hay que saber como vestirse, hablar, comer, bailar, y hacer todas las cosas como hijo de un noble y no como hijo de un plebeyo.
-
Discutir es alegar las razones y los argumentos en que se apoyan dos opiniones opuestas sin consideración a las personas que las proponen.
-
El juego es, como la mesa, una piedra de toque de la educación.
-
Los deberes del que visita resultan del objeto que se propone, el cual no es otro que causar una nueva sensación agradable al visitado.
-
Los puntos principales de los artículos sobre los modales, el mundo y la murmuración.
-
La mayor parte de la culturas en el mundo tienen un gran respeto y veneración por sus ancianos.
-
Parece contrario a la cortesía el ponerse en bata tan pronto como se vuelve a casa, y de mostrarse así vestido; esto puede permitirse sólo a los ancianos y a las personas indispuestas
-
Una persona educada debe minimizar los defectos de los demás, bien ignorándolos o bien haciendo ver que carecen de importancia
-
Cuando uno es alabado no debe mostrar alegría, lo que sería señal de que a uno le gusta ser adulado