La España del tú y del tío.
Por muchos planes educativos que se reformen, nos sobran enseñanzas y nos falta educación.
En vez de Religión, van a poner Educación para la Ciudadanía. Más valdría al revés: Ciudadanía para la Educación. La ciudadanía cada vez está peor educada. La educación sí que es un bien escaso, y no el agua. Ya que no un trasvase de buenas maneras británicas desde el Támesis, deberían poner plantas desalinizadoras de la ordinariez reinante, donde todo gesto soez tiene su asiento y toda falta de educación su aplauso.
Por muchos planes educativos que se reformen, nos sobran enseñanzas y nos falta educación. No tener educación es tendencia de moda en la Pasarela Cibeles de la ideología dominante. Como no saludes a la gente así con ese golpe de mano, palma contra palma, de los negrazos de la NBA, ni eres moderno, ni progre, ni nada. Estamos en la España del tío y del tú. De ser leídos estos pensamientos absolutamente fuera de cacho por uno de camiseta sin mangas cortadas por la sisa, pendiente en la oreja, deportivos de cuatro mil duros y móvil para los SMS, pensará, si piensa:
- ¿Qué dices, tío? Tú eres un facha...
No sé si usted está tan sorprendido como yo con la cantidad de sobrinos que nos han salido a todos de golpe y que nos llaman tío. No sabíamos que nuestras familias fuesen tan prolíficas. A mí hasta ahora tío me llamaban mi sobrino Alberto, mi sobrina Pilar y pare usted de contar. Pero de un tiempo a esta parte me han salido más sobrinos que cargos de desconfianza ha quitado la Caffarel en TVE. Estoy en la cola de la ventanilla del banco y el anillado en ambas, que va perfectamente ataviado con el uniforme de gala de Gran Hermano, me dice:
- Oye, tío, que yo estaba antes, no te cueles.
- Nada, sobrino, pase usted primero, no se preocupe.
Y de darte las gracias, ni mijita. En la España del tú y del tío, das las gracias por algo y te toman por majarón. Das las gracias a la cajera del supermercado, al de la gasolinera, ¡y ponen unas caras de asombro! Sólo comparable con el estupor que produces cuando pides algo por favor. Debe de haber en la Constitución un artículo que prohíba pedir las cosas por favor; de otro modo no se explica:
- Dame eso de ahí, tío...
Hemos quitado la escalera de los principios y de los valores y nos agarramos a la brocha de la Educación para una Ciudadanía que no tiene educación... ni ganas de tenerla. La moral no fue sustituida por la ética; fueron borradas las fronteras entre el bien y el mal; el dinero, la comodidad y el disfrute son la medida de todas las cosas, que sí, tío, tú lo has dicho. Hay que comentar el auténtico pavor y terror que los profesores tienen a unos alumnos que les hablan de tú y de tío. Sólo comparable al pánico que sienten ante las Apas en caso de que se les haya ocurrido aplicar cualquier principio de autoridad docente.
Aunque aumente el PIB y la renta familiar, que lo dudo, la educación y la moral per capita están por los suelos. Para que veamos sonreír a alguien y dar las gracias tenemos que recurrir al negro (perdón, el subsahariano) que vende La Farola en la esquina. Claro, como ese señor viene del Senegal y allí tienen la fortuna de no padecer la LOGSE y conservan la vieja cultura tradicional agraria que aquí perdimos con tanta educación, tantos planes y tanta modernidad... Aquella educación más que primaria, superior, exquisita, del labrador que se quitaba el sombrero para saludar, y que se expresaba con los recuelos del buen castellano que el Catecismo de Ripalda había dejado en su breve memoria escolar. Los pueblos dan ahora personajes como la pobre Rosa, la de Operación Triunfo, símbolo de la LOGSE y de la absoluta incapacidad expresiva a que han llevado los planes de estudio a esta España del tú y del tío, ozú, chiquillo.
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¿Qué interés, pues, tendrá en conocer de esta suerte los negocios de todo el mundo? Ninguno, sino que es un genio curioso.