
¿Qué es la urbanidad? Parte tercera
La urbanidad que no está basada en la virtud y en la bondad, es solo un falso oropel que solo puede ofuscar al necio y al ignorante
foto base Li Wubin - Unsplash
¿Qué es la urbanidad? Cómo comportarse acorde a los buenos modales
Aquella urbanidad
Ved mas allá ese rico, ataviado con todo el esplendor de la opulencia. Baja de un elegante carruaje para dirigirse a una casa, y tropieza con un infeliz mendigo, anciano y cubierto de andrajos.
El anciano, quizás hambriento y enfermizo, se tambalea y cae; multitud de curiosos se agrupan a su alrededor.
El rico, aunque tal vez con interior repugnancia, sabe lo que exige de él la urbanidad, y no faltará a sus leyes. Levanta con respetuoso interés al anciano, se deshace en excusas y protestas, sostiene su vacilante paso hasta el carruaje, pone en sus manos un bolsillo, y da orden al cochero para que conduzca al triste mendigo hasta su casa.
El mundo edificado aplaude, la miseria queda aliviada y la virtud triunfante.
La urbanidad: una cuestión de cortesía y amabilidad
Ved, por último, a ese sabio encanecido en el estudio. Ha abandonado por un instante su gabinete, atestado de libros, para acompañar a su esposa a una reunión de familia.
A su lado está un joven que cuenta ya veinte y cinco años y no ha saludado ningún estadio. Ha sido enfermizo, y ha crecido entre los besos y caricias de su familia; tiene veinte y cinco años y no sabe nada.
Te puede interesar: Aquella urbanidad. Artículos históricos sobre la urbanidad
Entra en conversación con el sabio, y aunque éste se fastidia con su ignorancia y se aburre con sus preguntas, tiene mucho cuidado de no abrumarle con su desprecio, y le contesta con amabilidad y dulzura, refutando con moderación sus errores, y procurando ponerse a su nivel para mostrarle la verdad, oculta a sus ojos bajo el velo de la ignorancia.
Como el contacto del fuego enciende la seca retama, así se exalta la imaginación del joven con las afables observaciones del sabio; pero no se atreve a dejar entrever la nueva dirección de sus ideas, porque teme el ridículo. El sabio se sonríe bondadosamente, y le estimula a dedicarse al estudio, demostrándole con modesta sencillez, que adonde llega un hombre puede llegar otro con perseverante constancia.
La velada se concluye, el sabio se retira a su casa aburrido, pero la buena semilla está esparcida y germinará a su tiempo.
Han transcurrido diez años; el teatro está lleno de espectadores; todas las mejillas están inundadas de lágrimas; resuenan frenéticos aplausos, y mil voces a un tiempo claman porque salga el autor del drama que acaba de conmoverlos.
Este se presenta, y ciñe sus sienes con los lauros debidos a su talento.
"Observar en sociedad, siempre, una conducta digna y decorosa"
"Yo he encendido la primera chispa de esa hoguera, dice el sabio en el rincón de un palco; le respondí y le estimulé por urbanidad, y nunca hubiera creído que mi noche de fastidio hubiese podido producir tal resultado".
Pero se me dirá que esto no es la virtud: ¿qué importa, si alcanza a producir sus beneficios?
Lejos de mí, sin embargo, la absurda idea de que el hombre urbano pueda prescindir de la moral y de la religión para obrar siempre el bien, y observar en sociedad una conducta digna y decorosa.
Nada de esto. El hombre necesita por el contrario educar su alma en tan sagrados principios para poder sacar de la urbanidad todas sus ventajas, porque la urbanidad que no está basada en la virtud y en la bondad, es solo un falso oropel que solo puede ofuscar al necio y al ignorante.
- ¿Qué es la urbanidad? Parte primera.
- ¿Qué es la urbanidad? Parte segunda.
- ¿Qué es la urbanidad? Parte tercera.
- ¿Qué es la urbanidad? Parte cuarta.
-
8663
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Un buen mayordomo, amén de tener una extraordinaria formación y preparación, debe ser una persona seria, elegante, discreta, educada, prudente, agradable, comedida, tranquila, resuelta...
-
A casi todo el mundo le encanta conocer a gente nueva, pero muchas personas no saben cómo hacerlo
-
La actitud es muy importante tanto para afrontar los malos momentos, como para disfrutar de los buenos momentos. El poder de la actitud para hacer frente al mundo que nos rodea...
-
En realidad, todas las emociones requieren de un manejo adecuado, respetuoso, como parte de las reglas de comportamiento social y básico para las buenas costumbres”.
-
El protocolo social se nutre de costumbres, tradiciones, usos y convenciones sociales, pero no de leyes
-
Se nos tacha de impuntuales, de gritones, de que tratamos a los desconocidos con demasiada familiaridad, de una absoluta falta de cortesía verbal, de un incumplimiento sistemático de las normas de educación vial...
-
El baile tiene sus víctimas y un gran número de jóvenes suelen pasar en tales reuniones momentos bien amargos.
-
Los buenos modales y las reglas de cortesía sirven para relacionarse cordialmente con los demás. Cuando hay una ausencia de estos buenos comportamientos las relaciones se vuelven poco agradables
-
El programa de la televisión de Castilla y León nos ofrece un espacio sobre protocolo en el que nos explican cuestiones relacionadas con el saludo y las presentaciones
-
Las relaciones sociales, familiares y profesionales conllevan realizar una serie de acciones sociales entre las que figuran el hacer y recibir regalos
-
El hotel Ritz abrió sus dependencias en 1910. Tenía 125 habitaciones y seis grandes salones para albergar todo tipo de celebraciones
-
Algunas recomendaciones extraídas de la conferencia “Educación, ceremonial y protocolo” de la experta en etiqueta social Maria Eugenia Chikoff.