
La forma de andar.
Si te paseares con alguna persona de distinción, no te has de parar, sino cuando ella se pare.
No camines apresurado, ni con pesadez, ni artificio o ligereza, sino con medida, gravedad y decencia.
Cuando camines no has de inclinar, ni mover el cuerpo; no has de tener las manos, ni los brazos pendientes; no golpees fuertemente el suelo con los pies, ni los arrastres subiendo alguna escalera, ni subas dos escalones de una vez.
No has de reír, ni hablar jamás estando solo; cuando te pasees por algún jardín, no toques ni cojas frutos, flores ni hojas.
Si te paseares con alguna persona de distinción, no te has de parar, sino cuando ella se pare, ni pasarla delante, ni dar la vuelta primero al llegar al fin del paseo, sino al mismo tiempo que ella; y entonces no le vuelvas las espaldas, siempre le has de dar la cara.
Andar de paso igual con una persona de alta condición es contra buena crianza; la has de seguir a distancia de un medio pie, pero de suerte que puedas fácilmente oirla o ser oido. Con una persona igual, has de andar de paso igual; no des siempre primero la vuelta, ni te detengas con frecuencia, si alguna necesidad no te obliga a ello.
Cuando algunos iguales se pasean juntos, pide la urbanidad, que los que ocuparon el medio en una vuelta del paseo, se retiren al lado al llegar al término, y cedan el medio a los que estaban más distantes de él, lo que estos han de observar igualmente al acabar su vuelta, y siempre así sucesivamente. Si te paseares en medio de dos iguales, y eres superior a ellos, vuélvete ya hacia el uno o hacia el otro; y si fueren desiguales, vuélvete con más frecuencia hacia el más calificado. Los que están a los lados han de volverse siempre hacia el que está en medio o al mismo tiempo con él, y no antes ni después.
Cuando algún superior a quien acompañes, habla a otro en particular, te has de apartar algo por no oir lo que dice, a menos que te diga o haga señal para que te acerques. Si entrares con él en un salón o cuarto, no has de adelantarte junto a aquellos con quienes hablare el superior, sino que te has de quedar apartado cerca de la puerta. Si te convida a que te acerques, no te has de poner en la propia fila que ocupa, sino quedarte a alguna corta distancia; y si entonces estás obligado a hablar, lo has de hacer con mucho respeto, descubierto y atento; cuando fueres interrogado, hablando poco y con circunspección, no contradiciendo nunca al que acompañas.
La decencia pide que el que va acompañando personas de superior esfera, les ceda siempre el mejor puesto; esto es, la derecha, cuando no fueren más que dos; el medio cuando son tres o más; pero por las calles, el puesto mejor es el más alto o el más cómodo; en una sala o aposento siempre es el más distante de la puerta.
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