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¿Cómo abordar el tema del tabaco en la mesa? ¿Permitir fumar en la mesa?

Los fumadores cada día tienen más difícil fumar no solo en la mesa, sino en cualquier otra parte de una casa o de un establecimiento público. El tabaco es perjudicial para el que fuma, También para las personas que están a su alrededor.

Se lee en 3 minutos.

Un hombre fuma en la mesa mientras charla con una mujer
Qué hacer con los invitados que fuman. Un hombre fuma en la mesa mientras charla con una mujer

Dejar fumar en casa o en la mesa. Cómo solucionar el problema del tabaco

Fumar en cualquier sitio ya no es posible. El espacio para los fumadores se reduce cada día más. Pero, ¿qué podemos hacer en el ámbito privado?

El tabaco es una adicción. No cabe duda. Tenemos que convivir con ella. En el ámbito privado las reglas las pone cada anfitrión. Pero todos sabemos que es casi imposible prohibir fumar. ¿Qué soluciones podemos dar?

Lo correcto sería prohibir fumar. Pero si damos la posibilidad de fumar, hay que cumplir ciertas normas.

Permitir fumar cumpliendo algunas reglas

1. Delimitar los espacios para fumar.

Si dejamos fumar, definir bien dónde se puede fumar. Mejor escoger espacios abiertos: balcón, terraza, jardín, etc.

2. Fumar en la mesa.

Prohibido. Salvo acuerdo unánime de todos los invitados. Antes de los postres no lo deberíamos permitir. Si hay algún fumador empedernido -no puede aguantar sin fumar- es mejor dejarle levantarse de la mesa entre plato y plato, que permitirle fumar en la mesa.

Los acuerdos referentes al tabaco aceptados por todos

Poner unos límites al tabaco corresponde a los anfitriones. Pero todo es negociable. Si todos los invitados fuman, también los anfitriones, los acuerdos serán mucho más flexibles. ¡Cuidado! Estos acuerdos deben ser unánimes. Solo con que una persona no fume, hay que respetarla.

No se debe dejar fumar cuando hay niños, mujeres embarazadas o personas enfermas. Ni con acuerdo, ni sin acuerdo. Estas situaciones no son negociables. A la calle a fumar.

Aunque contemos con el beneplácito de todos los invitados, prevalece el derecho de los no fumadores, de los menores, de las mujeres embarazadas y de los enfermos.

Si a pesar de poner unas reglas, un invitado enciende un cigarrillo, debemos pedirle que por favor lo apague. O bien, pedirle que se vaya a uno de los sitios que hemos reservado para fumar. 

Para terminar, lo de no poner ceniceros puede ser un error. Relatamos aquí la anécdota de un monasterio -que ya hemos publicado en algún otro artículo del portal-:

Un hombre estaba de retiro en un monasterio. Una mañana salió a dar un paseo por el claustro. Le apetecía fumar. Cuando vio a un monje le pregunto:

- ¿Puedo fumar?

- No, respondió el monje. Está prohibido fumar.

El hombre durante el paseo había visto varios ceniceros en el claustro. Esto le llevó a preguntar de nuevo al monje:

- Si está prohibido fumar, ¿por qué hay ceniceros?

Y el monje le respondió con cierta ironía:

- Para los que no preguntan.

 

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