La amistad. Comportamiento con las amigas. Cómo hacer amigas. Cómo conservarlas y comportarse con ellas.
Es preciso dar más que pedir. Si queréis ser buenas amigas, no seáis quisquillosas ni imaginéis en todo desprecios y ofensas, sino ser equilibradas y razonables.
La amistad. Convivencia Social. Formación Familiar y Social.
Ejemplo.
Hace dos días estuve con mi sobrina Teresa en Zumaya. Ella estaba de veraneo y yo también. Teresa tiene once años. Encontré en su casa una chica, muy guapa, representaba doce y se llamaba Mariuca. La madre de Tere me dijo con entusiasmo:
- Mariuca es una niña, muy simpática; es la mejor amiga de Teresa.
Pasa un rato y vamos a la playa. A media mañana se acerca Tere al grupo de personas mayores.
Viene malhumorada y taciturna.
- ¿Qué te pasa, Teresa?.
- Nada...; que Mariuca se ha encontrado otras niñas y me ha dicho: "Adiós, me tengo que ir con estas amigas", y sin más me ha dejado sola. Así que es una niña estúpida, y no pienso volver a ser amiga suya. Yo también me voy a buscar otras amigas...
Estaba Teresa demasiado apenada, y le dije:
- ¡No le des importancia! No puede ser sólo amiga tuya. Se vería obligada a estar un poco con las otras, y no ha sabido hacerlo bien. No te ofendas por ello. Ella no te ha ofendido a propósito. Es más bien torpeza por su parte...
A vuestra edad, deseáis mucho tener amigas constantes y buenas; pero; ¿lo sois vosotras con ellas?
¿Tratáis de evitar las discusiones?, O más bien disputáis violentamente, y luego le preguntáis a la profesora: "¿Verdad, señorita, que "horizonte" se escribe con h?". Y cuando la profesora diga que "sí", os volvéis a vuestra amiga, dando con el puño en la palma de la mano, y con cara antipática decís: "¡Rabia, rabia, rabia!, que yo tenía razón...".
Como conseguiremos tener buenas amigas.
No queramos tener razón siempre. No digamos a nuestras amigas que se equivocan... No herir los sentimientos de las amigas. Interesarnos de verdad por sus penas y por sus alegrías.
Escucharlas con un interés verdadero y procurar ayudarlas en todo de una manera leal.
No les contaremos grandezas de nuestra vida, ni de nuestra casa, ni de nuestros trajes. No nos daremos importancia. No tratemos de conquistar amigas procurando parecerles importantes..., pues esto las alejará de nosotras.
Qué debemos evitar.
Sin ser aduladora, trataré de dar a mi amiga la impresión de que es ella la importante para mí. De que sé apreciar el afecto de ella, la sinceridad de ella. Lo bien que juega o lo bien que cose, las buenas notas que saca o lo simpática que es.
Cómo nos portaremos con las amigas.
No hace falta que les demos coba; esto es feo. Se trata de que apreciemos lo verdaderamente bueno que haya en ellas. Dar coba es adular falsamente y para conseguir algo. Si mi amiga no es guapa y le digo: "¡Anda, guapa, préstame tu libro!", es un poco de coba. Pero, en cambio, no es dar coba apreciar lo bueno que hay en nuestras amigas.
Por ejemplo: si mi amiga es buena jugadora de baloncesto y ha ganado un partido, la felicitaré alegremente. Me lo agradecerá, y puedo decirle, sin que sea coba: "Eres una jugadora magnífica", porque es verdad.
Si ha sacado una buena nota, me alegraré con ella, aunque la mía no sea tan buena. Poco a poco ella se alegrará también con mis éxitos y crecerá nuestra amistad.
Varias advertencias para conservar las amigas.
Es preciso dar más que pedir. Si queréis ser buenas amigas, no seáis quisquillosas ni imaginéis en todo desprecios y ofensas, sino ser equilibradas y razonables.
Aunque tengáis alguna amiga predilecta, procurar uniros a todo un grupo y no ir siempre solas, como pareja inseparable. De la variedad de opiniones y caracteres surgen ideas y situaciones nuevas, que pondrán más interés en vuestra vida.
De nuestras amigas nunca hablaremos mal. Las defenderemos siempre que sea necesario, haciendo resaltar sus cualidades y, en último término, su buena intención.
Procuraremos acordarnos de las fechas que para ellas tienen un significado: santo, cumpleaños, aniversario de muertes queridas, etc.
Cuando salimos o jugamos juntas, más que a nuestros propios deseos de pasear o jugar atenderemos a lo que ellas puedan preferir.
Si acuden a nuestra casa a pasar la tarde con nosotras, no impondremos nuestra voluntad: a ellas se les dejará la iniciativa para elegir juegos o juguetes, no olvidando que son nuestros huéspedes.
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