
Urbanidad en las visitas.
La forma de actuar y comportarse en las visitas de los niños a la casa de sus amigos o familiares.
Urbanidad en las visitas.
¿Cómo se conducirá Vd. en una visita?
Al entrar en la casa ajena me descubriré la cabeza antes de llegar a la presencia de la persona a quien visite, la saludaré según su calidad, y al sentarme, porque me lo ordene , lo haré en el lugar inferior
¿Llamará Vd. recio a la puerta de la casa a donde va?
El hombre bien educado llama a las puertas con moderación, pues el llamar recio indica orgullo, o cuando menos impaciencia.
Al entrar en una casa, ¿de qué modo saludará Vd.?
Si en la visita hay señoras, les diré: "señoras, estoy a los pies de VV.".
Y a los caballeros, ¿de qué modo hay que saludarles?
Dirigiéndome a los caballeros, diré: "señores, beso a VV. la mano".
¿Les dirá Vd. alguna otra cosa?
A unos y otros preguntaré por su salud con la frase "¿cómo están VV.?" u otra semejante.
¿Y hará Vd. lo mismo con todas las personas que haya en la casa?
Si veo personas desconocidas para mí, después de haber saludado a las de la casa, dirigiré la vista a las demás inclinándome hacia ellas, diciéndoles la misma salutación, o sin decir cosa alguna.
¿Si al entrar Vd. en la sala se levantan los señores que haya en ella, qué hará Vd.?
A todos los que se levanten rogaré que se sienten, no haciéndolo yo hasta que ellos lo hayan verificado.
¿Y cuando se marche alguno de los presentes?
Cada vez que se vaya alguno de los concurrentes me pondré en pie, sin volverme a sentar hasta que haya salido de la pieza.
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Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
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Observa, pues, a las personas mejor criadas el semblante, el tono de voz, y hasta las palabras que emplean para presentarse, despedirse, ofrecerse ...
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Por grande que sea la dignidad, por alto el empleo que ocupemos, ninguna consideración nos dispensa del respeto que debemos a nuestros padres.
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Se provoca la risa hablando de objetos bajos y plebeyos en tono grandioso y elevado con el cual reciben aquellos un aire cómico y gracioso.
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Hacen algunos empeño del desacierto, y porque comenzaron a errar, les parece que es constancia el proseguir.
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La religión es uno de los puntos más generales de conversación, y también más murmurado.
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Aunque el hombre debe ser bondadoso, es menester que no degenere en imprudente, acordándose de que la bondad inclina a juzgar a los hombres.
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Hay que advertir la oportunidad de hacer un obsequio y al criterio que conviene seguir, según que la prudencia aconseje aceptar o rechazar el don que se nos hace
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Debe, pues, alabarse a tiempo y con medida. Hay alabanzas tan excesivas que por lo mismo se declaran a sí mismas, convirtiéndose en sátiras.
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Las matronas nobles han cercenado las largas colas de los vestidos, cuyo uso era sumamente incómodo en los bailes, en los paseos y en la iglesia.
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