El protocolo, un valor en alza en las empresas
Las "habilidades sociales" cada vez están más valoradas en el mundo empresarial
Habilidades sociales en el mundo empresarial
Los nuevos criterios de valoración a la hora de seleccionar nuevo personal para una empresa comienzan a cambiar. Los conocimientos profesionales y otras habilidades del más diverso espectro ya no son suficientes garantías para obtener un puesto de trabajo. A estos conocimientos hay que unirles las llamadas "habilidades sociales".
La habilidad social es saber moverse de forma correcta en sociedad y en las diversas situaciones de la vida diaria. Estas "habilidades" comienzan a tener mucha importancia y empiezan a estar muy valoradas en las empresas. De hecho hay empresas que llevan a sus candidatos a comer a un restaurante, o simulan situaciones imprevistas para ver cómo reaccionan y se desenvuelven en estas circunstancias.
Es importante que los empleados sean buenos profesionales en su trabajo, pero es tan importante o más que sean educados, que vistan correctamente, que hablen bien, etcétera, porque son la imagen de la empresa. Un empleado es, en cierta medida, como la tarjeta de visita de una empresa. Esta asociación suele ser bastante habitual: la imagen de una persona se asociada a la de la empresa a la que representa.
Mi imagen es la imagen de la empresa
Un empleado, aunque él no lo crea, proyecta la imagen de su empresa allá por donde va. La forma de actuar condiciona esta imagen: si se comporta mal, la gente pensará mal de su empresa, por la capacidad asociativa que comentamos anteriormente. Por eso tan importante el protocolo y la etiqueta de los empleados de una empresa, desde sus ejecutivos hasta los trabajadores de cualquier otro departamento.
Un empleado de una empresa, puede, en cualquier momento, verse ante una situación como: atender a un cliente de forma personal, atender una llamada, pasar una llamada, comer con algún cliente o proveedor, asistir a una presentación o acto similar, etcétera. En estas situaciones es donde se ve su "habilidad social" para poder desenvolverse con cierta soltura y corrección.
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Simplemente en una comida se puede valorar cómo se desenvuelve una persona con los cubiertos, con los alimentos, con las conversaciones, con los gestos, con la ubicación correcta en la mesa, etcétera. En una actividad social de este tipo -o una similar- se puede comprobar que tal se relaciona una persona con los demás y cómo es de fluida y natural su forma de actuar.
Hay que valorar que un empleado sea un buen profesional, pero hay que darle su importancia a la imagen y al comportamiento de ese empleado en su relación con los demás. Un éxito o un fracaso puede depender más de su comportamiento, que de sus aptitudes profesionales.
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