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Al rescate de la cortesía

Por varias décadas la cortesía se considera un cúmulo de normas artificiosas tan obsoletas como el Manual de Carreño

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Robot con aptitudes sociales. GRACE (Graduate Robot Attending Conference)
Robot GRACE. Robot con aptitudes sociales. GRACE (Graduate Robot Attending Conference)

Robot con aptitudes sociales. GRACE (Graduate Robot Attending Conference)

En septiembre de 2002 científicos de la Universidad Carnegie Mellon presentaron en un simposium sobre inteligencia artificial a GRACE (Graduate Robot Attending Conference), un robot con aptitudes sociales, programado para sonreír durante las conversaciones y preguntar las cosas de forma cortés.

Enorme esfuerzo costó a sus creadores intentar enseñarle buenos modales y apenas auguraban 50% de éxito, porque no es reto fácil que la inteligencia de esta máquina autónoma le permita moverse entre las personas, reconocer la voz, los gestos y contestar preguntas con amabilidad.

Por varias décadas la cortesía se consideró un cúmulo de normas artificiosas tan obsoletas como el Manual de Carreño o, en el mejor de los casos, destinadas al archivo de arcaísmos superados.

Sin embargo, cuando algo es realmente necesario se echa en falta. Ahora resulta que no sólo los ingenieros informáticos se ocupan de la cortesía, sino en el mundo de los negocios consideran la excelencia en el trato como una de las llaves que abren o cierran el destino empresarial.

Han brotado abundantes cursos de buenas maneras o protocolo en escuelas de nivel medio y alto al comprobar los desastrosos efectos de su ausencia. La descortesía, rudeza, chabacanería, los tonos agresivos y el no ser capaz de ponerse en los zapatos del otro no agradan a nadie y sí pueden generar desprecio, odio y violencia.

La cortesía, dice Dante, significaba "uso de corte... cuando en las cortes antiguamente brillaban las virtudes y las buenas costumbres". No tiene por qué ser acartonada o rígida, menos falsa; cuando los instintos de agresividad y de repulsa son dominados de antemano para no juzgar, condenar ni insultar; cuando el respeto a la persona viene de adentro, la cortesía es genuina y se expresa con alegría.

La gentileza en el trato crea un ambiente confortable, de paz y serenidad, está muy unida a la educación de la persona. La amistad, la cultura, el diálogo, el intercambio no florecen sin la cortesía; es un valor que no cuesta nada y da mucho a cambio.

 

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